Conversando con Católicos
Tengamos en cuenta que... 
por Daniel Sapia

 

En esta oportunidad deseo compartirles lo que, a mi criterio, debemos tener en cuenta al momento de mantener conversaciones evangelísticas con amigos Católicos.

 

Los que hemos pasado por ellas sabemos que en general no es sencillo. Muchos factores influyen para que esta conversación esté siempre al borde del naufragio, lamentablemente. 

 

El siguiente detalle, que no pretende ser ni el único ni el mejor ni el más completo, es producto de horas de conversación con amigos y amigas pertenecientes al Catolicismo Romano, mantenidas personalmente, a través de foros de discusión o mediante correo electrónico.

 

Quien desee aportar alguna otra consideración, o hacer alguna observación o comentario, con gusto lo recibo en [email protected] .

 

Anhelo que este material sirva para mejorar la predisposición al diálogo religioso, y que todo debate resulte doctrinalmente fructífero y espiritualmente edificante. No buscando satisfacer nuestros propios  intereses, haciéndolo todo para la gloria de Dios.

 

"Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios; como también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos." (1° Corintios 10:31-33)

 


 

 

1. El objetivo primordial debe ser ganar almas para Cristo, no ganar disputas personales

Si nuestra "discusión" tiene como fin solo ver quien tiene razón, nos estamos equivocando. "Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes." (Efesios 6:12). El Señor envió a Sus discípulos a predicar el Evangelio de la gracia de Dios, no la Teoría de la Relatividad de Einstein.

 

 

2. No aparentar sentirse "dueño de la verdad"

Podemos afirmar que uno predica lo que cree. Y cree lo que, a su criterio, es la verdad (no creo que alguien predique el error a conciencia). No obstante al predicar la Palabra de Dios (que es verdadera - Juan 17:17) y a Jesucristo (que es la Verdad - Juan 14:6) debemos ser cuidadosos, ya que el comentario: «"¿...acaso eres dueño de la verdad...?"» está siempre presto a ser utilizado (en especial cuando se carece de respuestas).

 

3. Cuidar el trato piadoso

Esto es fundamental. Si la razón que nos mueve a predicar a Jesucristo y Su Evangelio no es el amor por las almas que se pierden, pues entonces convendrá reconsiderar nuestras intenciones espirituales. "Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo..." (Gálatas 5:13-14). Si realmente estamos llevando la Buena Noticia, nuestra actitud no puede ser promovida por otros sentimientos que no sean el amor y la misericordia. "Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo." (Efesios 4:29-32)

 

4. No abusar de referencias bíblicas

Por supuesto que es muy importante refrendar nuestros fundamentos en la Palabra de Dios, citando de ella los pertinentes versículos bíblicos. Pero debemos entender que la fe de los amigos Católicos está mucho más cimentada en lo litúrgico, lo tradicional o simplemente "lo que la Iglesia enseña" que en lo "doctrinal". Atosigarlos con excesivos textos bíblicos puede ser contraproducente. 

 

 

5. "Paciencia y Doctrina"

Fundamental. La Verdad no necesita de la violencia ni de la intolerancia. Además, una "verdad" que pretenda ser "impuesta" o forzada a aceptarse, seguramente es una pobre verdad. Aquí vuelve a tomar relevancia el texto de Efesios 6:12, citado en el punto 1 de este detalle. Nuestra actitud siempre debe ser paciente. Con mucha más razón cuando nuestro interlocutor tenga contrario proceder. "Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo..., que prediques la palabra... redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.." (2° Timoteo 4:1-2)

 

 

6. No despreciar o descalificar lo que el otro cree

La Verdad no necesita del descrédito o la descalificación. NUNCA debemos despreciar las sinceras creencias de nuestro interlocutor, por más inverosímiles que parezcan. Seguramente él las cree y las respeta con profunda honestidad. Una cosa es decir que son erróneas a la luz de la Palabra de Dios. Otra muy diferentes es mofarse de ellas. Esto no hará más que herir sus sentimientos, cerrando las puertas de diálogo que pudieran haberse abierto. 

"Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne." (Romanos 13:12-14)

 

 

7. Confrontamos con la palabra de Dios (La Biblia) y no con nuestra opinión personal

Es importante que en toda la conversación quede claro que nuestra predicación no responde a opiniones personales, sino a lo expresado en la Palabra de Dios. Como dijo el apóstol Pablo: "...para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito.." (1° Corintios 4:6). Si nos dicen que «"..cada una de las 'sectas protestantes' afirman lo mismo..."» tal vez sea el momento de aclarar que no todas esas comunidades son Cristianas Evangélicas, y las que lo son, en la doctrina bíblica (canónica) central del Evangelio de la gracia de Dios, son de fe unánime: (Juan 1:12-13, Hechos 3:19, Hechos 4:12, Juan 3:16, Efesios 2:8-10, Romanos 5:1, Hechos 16:31, Juan 3:3, 1° Corintios 3:11, 1° Timoteo 2:3-5, 1° Corintios 6:9-11, Filipenses 2:5-11, etc.)

 

 

8. En lo posible, para las citas bíblicas, utilizar traducciones católicas

Esto se debe a que muchos Católicos piensan que las Biblias evangélicas (protestantes) tienen traducciones "acomodadas" y tendenciosas.

 

Transcribiré lo afirmado por el Sacerdote Católico Romano y Apologista Pbro. Fernando Carballo en su libro "Protestantismo y Biblia" (Ediciones Paulinas-Bs. Aires-Abril de 1955) con Imprimatur del obispo Antonio Rocca, página 47 y 48:

«"Existen, pues, dos clases de ediciones de la Santa Biblia: las ediciones católicas y las ediciones protestantes. Y como estas últimas, por no ser auténtica palabra de Dios, constituyen un peligro para el católico, por esta razón la Iglesia prohíbe severisimamente, bajo pecado mortal, el poseer o leer dichas "biblias protestantes" (comillas contenidas en el original), salvo los que tengan licencia para ello. Así lo especifican los Cánones 1398-1400 del Derecho Canónico.."»

 

El libro del que fue sacada la anterior cita, contiene Imprimatur Católico, tal cual lo expresa el enunciado. Pero ¿Qué es el "Imprimatur" y para que sirve?

Digamos que es el "sello" que caracteriza a las publicaciones aprobadas y autorizadas por la Iglesia Católica, y que han superado la "censura eclesiástica". Por lo tanto, al ser aprobado por la Iglesia, es como si ella misma lo dijera. Dice el Sacerdote Fernando Carballo:

«"..es la certeza legítima que proporciona la "Censura Eclesiástica", el permiso de impresión concedido por el Ordinario, que generalmente va estampado en las primeras o últimas páginas del texto, y se expresa en estos términos: IMPRIMATUR, o bien IMPRIMI POTEST, vale decir: "Imprímase", "Puede Imprimirse", u otras expresiones similares..."» (página 48 del libro citado precedentemente)

 

Por tal motivo, y para evitar la cuestión expuesta, recomiendo utilizar, en lo posible, las traducciones católicas castellanas más difundidas, como son la "Biblia de Jerusalén", "El Libro del Pueblo de Dios" o la "Nacar-Colunga".

 

 

9. No rechazar a priori otras fuentes de información que se nos plantee

Oigámoslas con atención, pero siempre remarcando que existe UNA sola Escritura inspirada y que cualquier otro escrito, por más autor famoso y respetado que sea, nunca igualará la autoridad espiritual de la Biblia, como Palabra de Dios. El caso más típico es el de los escritos patrísticos (Padres de la Iglesia), los cuales son frecuentemente citados por los Apologistas Católicos. Estos escritos tiene un alto valor histórico, aunque en absoluto compiten en autoridad con las Sagradas Escrituras. Si el mismo apóstol Pablo consideró factible que ELLOS MISMOS pudieran ya caer en las garras de la apostasía predicando OTRO evangelio (Gálatas 1:8), con más razón les cabía este riesgo a aquellos integrantes de la iglesia primitiva de los primeros siglos post-apostólicos. Por supuesto con esto no estoy afirmando que los Padres. Reitero que su valor es muy grande, HISTÓRICAMENTE. Pero los mismos no forman parte de la REGLA (Canon) de Fe registrada en las Escrituras. Por consiguiente, ninguno de estos escritos patrísticos gozan de igualdad de autoridad para COMPLEMENTAR a la Palabra de Dios, la Biblia. Lo mismo cabe para las Bulas Papales, Documentos Conciliares, Encíclicas, Homilías, etcétera.

Escritos hay muchos, CANON (Regla-Guía-Patrón) hay uno solo: LA BIBLIA.

 

 

10. Tener en cuenta que la mayoría de los Católicos no leen la Biblia en forma frecuente

Y muchos hasta no han leído el Catecismo completo. Esto produce contra-opiniones generalmente "estandarizadas" o "tabuladas", al mejor estilo "100 respuestas a los principales cuestionamientos protestantes...". Quienes las utilizan, muchas veces no pueden seguir desarrollando la idea de estas explicaciones, ya que solo repiten el argumento que han escuchado o leído. Y muchas veces finalizan diciendo "no lo puedo explicar, pero lo creo porque la Iglesia lo dice.."

San Jerónimo dijo (y lo cita el CIC #133): "Desconocer la Escritura es desconocer a Cristo".

 

 

11. "..porque la Iglesia así lo dice.."

Debemos estar preparados para recibir esta respuesta, especialmente cuando los argumentos escasean, ante el pedido de fundamento de alguna práctica o creencia. Veamos al Sacerdote Católico Fernando Carballo, en su libro "Protestantismo y Biblia" citado más arriba, adoctrinando al respecto:

 

«"...lo más lógico que puede hacer el católico de número (o sea, sin mayor conocimiento exegético de las Sagradas Escrituras) al que le presentan determinada cita bíblica contraria aparentemente a su fe, es repetir (ver punto 10) sencillamente lo que el célebre Catecismo del Padre Astete pone en boca del cristianismo para ocasión semejante: "Esto no me lo preguntéis a mí que soy ignorante. Doctores tiene la Santa Madre Iglesia que os sabrán responder". Esto es humildad evangélica y sensatez humana..."» (página 52)

 

«"Ahora vamos a presentar un tipo de razonamiento general que sirve para contestar a cualquier objeción: "¿Tal cosa enseña la Iglesia? Luego es cierta". ¿La Iglesia afirma la existencia del Purgatorio? Luego el Purgatorio existe... O sea: que al presentarnos un protestante una objeción contra el Purgatorio (igual que si nos presentase cualquier otro tipo de objeción doctrinaria), hemos TRASLADADO LA DIFICULTAD A LA TESIS DEL MAGISTERIO. Vale decir: no hemos argumentado directamente sobre el Purgatorio, sino sólo indirectamente, probando la tesis general de que la Iglesia posee un Magisterio infalible..."» (página 93 - Mayúsculas y resaltes son del original)

Una respuesta de este tipo echa el debate por tierra.

 

 

12. Ser específicos, concisos y directos

No es aconsejable excederse en explicaciones, ejemplos y citas. Aunque pensemos que puede ser importante para ilustrar o complementar nuestra explicación, muchas veces dejamos inocentes "puertas abiertas" para que nuestro interlocutor desplace el centro de su respuesta hacia cuestiones de secundaria (o terciaria) importancia, evitando comentar los aspectos medulares del tema. 

 

 

13. Hablar de lo que se conoce, no de lo que se supone

Nada más importante cuando hablamos que hacerlo con fundamentos. Aquellos hermanos evangélicos, ex- catolicorromanos, que opinen sobre las doctrinas, creencias, prácticas y ritos de la Iglesia de Roma, sabrán de lo que hablan, por haberlo vivido. Por el contrario, pocos Católicos hablarán con "conocimiento de causa" acerca de las bases doctrinales del Protestantismo y de sus creencias en general, ya que para poder hacerlo es necesario haber pertenecido a alguna congregación evangélica. Muchos (la mayoría) opinarán por lo que alguna vez escucharon que alguien dijo que le dijeron, o por enseñanzas lamentablemente prejuiciosas dentro de los círculos parroquiales. Y es sabido que premisas equivocadas producen conclusiones equivocadas.

 

 

Por último

 

14. Proclamar la Verdad, no "intentar defenderla"

El predicador Charles Spurgeon dijo: "La Verdad es como un león. El león no necesita ser defendido, sólo déjenlo libre y se defenderá solo. Así es la Verdad. Sólo debemos predicarla, y se defenderá a sí misma."

 

 

Que Dios te bendiga

Daniel Sapia

 

 

Daniel Sapia - "Conoceréis la Verdad"

Apologética Cristiana - ® desde Junio 2000

www.conocereislaverdad.org