Respuesta a comentarios de Jesús Hernández sobre el artículo

La angustia de la salvación católica

por Daniel Sapia

 

Agradezco a Jesús Hernández (católico de México) el tiempo dedicado a comentar mi artículo "La angustia de la salvación católica". Con todo gusto, y anhelando que el intercambio de ideas y conceptos sea para bendición mutua, a continuación ofrezco mis comentarios a dicha crítica (resaltados amarillos son agregados).

No obstante vale mencionar que el escrito que he recibido, enviado por Ricardo Vecco, no contiene todo el texto de mi artículo, sino citas dispersas, ignorando otras que justamente fundamentan lo que luego Hernández cuestiona.

Posteriormente Jesús Hernández también escribió nuevos comentarios a (esta) mi respuesta. Pues, para complementar y ahondar en sus argumentos, encuentro de utilidad incluir aquí mis consideraciones a ellos. Para que el desarrollo sea comprensible, las segundas opiniones de Hernández se señalan con fondo naranja.

 

Opiniones y respuestas

 

Jesús Hernández

Debido al anticatolicismo que pulula en la Web, los católicos fieles a la Iglesia estamos obligados a dar cuenta de nuestra Fe y a corregir (lo que hubiera que corregir), de lo que algunas personas dicen y enseñan sobre LO QUE ELLOS entienden por doctrina católica.

Estas personas proporcionan maravillosas oportunidades a los apologistas católicos para conocer mejor y amar más la doctrina católica, amén de encontrar respuestas y argumentos para refutar errores contra la fe. Una de estas personas, es el protestante Daniel Sapia, persona ya conocida por este sitio, quien periódicamente publica artículos anticatólicos, muchos de los cuales ni siquiera merecen comentarios. Pero de vez en cuando, alguno de sus artículos mueve a RESPONDER, precisamente porque el error va más sutil y menos directo, y por lo tanto, más engañador.

Este es el caso de la presente entrega, titulada por Daniel Sapia como "La Angustia de la Salvación Católica"., y que vamos a coment
ar.

Agradezco el tiempo dispensado a elaborar estos comentarios. En el desarrollo y respuestas ofrecidas por el Sr. Hernández, podremos comprobar la pertinencia de sus argumentos, y si estos efectivamente "refutan errores" o bien, al tornarse inadecuados, terminan fortaleciendo aún más el sentido del artículo criticado. Comprobaremos si es cierto lo que Jesús Hernández afirma, a saber, que el escrito contiene "error más sutil y menos directo, y por lo tanto, más engañador...", o si, lejos de error, hay en realidad una circunstancia que se intenta evadir.

Jesús Hernández II

no estoy acostumbrado a que Daniel Sapia me responda., recuerdo que en algunas ocasiones, conversando en Foros de Debate, Daniel Sapia hacía caso omiso de mis comentarios sobre sus mensajes, limitándose a decirme "gracias por tus comentarios". No ha respondido a otros contenidos de este sitio web que responden a artículos suyos, y en general, su actitud es de ATACAR pero no RESPONDER mucho a la defensa que presenten apologistas católicos.
 

Desconozco por qué algunas personas suponen que yo debería responder a cuanto comentario se haga a alguno de mis escritos, en especial los publicados en sitios de internet que nunca visito. La gratuita acusación del final del párrafo, respecto a que "en general mi actitud es de ATACAR" (mayúsculas de Hernández) es razonable en una persona que ha confesado obediencia ciega a los dogmas de su Iglesia, al punto de declarar que si algo de lo que él dijera estuviera en contra de lo que enseña la Santa Madre Iglesia de Roma, lo negaría y se retractaría de manera inmediata. Es obvio que una persona de esas características vea "ataques" en cualquier opinión contraria. Respecto a que mi actitud general sería la de "no RESPONDER", pues lo hago en la medida de mis posibilidades, y conforme entiendo que los argumentos planteados merecen alguna aclaración.

Artículo

La Iglesia Católica Romana enseña en su teología que cualquiera que muera en pecado mortal (pecado grave [1]) sin confesión y absolución, o al menos sin arrepentimiento sincero, sufrirá las penas eternas del Infierno (sin importan cuán devoto y obediente haya podido ser a lo largo de su vida).

«Morir en pecado mortal sin estar arrepentido ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer separados de El para siempre por nuestra propia y libre elección. Este estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados es lo que se designa con la palabra "infierno" (Catecismo N° 1033) [2]

Para cualquier fiel que sea consciente de lo que la Iglesia define, la circunstancia no deja de ser angustiante, habida cuenta de la posibilidad de, tal vez, sufrir una muerte repentina y fulminante, que le impida en algún último segundo, al menos ensayar un arrepentimiento sincero de el/los pecado/s graves cometidos desde la última confesión (si la hubo).

Jesús Hernández

Para empezar, tenemos un punto interesante, un católico devoto y obediente difícilmente va a estar en pecado mortal por mucho tiempo. Si es devoto y obediente a los preceptos de Cristo, es ya difícil que esté en Pecado Mortal. Pero aún en el extraño caso de que lo estuviera, ¿Cuánto tiempo duraría en estado de Pecado Mortal?; indudablemente se arrepentiría casi al momento de haberlo llevado a cabo, y si muere antes de confesarse, YA ARREPENTIDO, entonces teniendo la intención de confesarse cuanto antes, pero siéndole imposible hacerlo, NO IRÁ AL INFIERNO, ciertamente.

Desde el comienzo mismo Jesús Hernández equivoca en 2 oportunidades el sentido de artículo que critica. Cuando hablo de "devoto y obediente" lo hago en pasado, remarcando la poca importancia de una posible actitud histórica de compromiso con la Iglesia. Nótese que digo "haya podido ser a lo largo de su vida" (y lo hago al final, como acotación, entre paréntesis); Hernández cita mal y dice -"Si es devoto y obediente..." Puede parecer lo mismo, pero son ideas distintas.

Luego, parado sobre su premisa (aunque no es la idea en el original), afirma que "indudablemente" este fiel devoto y obediente "se arrepentiría casi al momento" de haber pecado. En realidad, lo único que es indudable es que Hernández se afirma sobre una suposición, la cual incluso ella misma no deja afuera el riesgo que el artículo original intenta transmitir, ya que Hernández mismo dice "casi al momento", dejando abierta la posibilidad de una muerte repentina durante el tiempo que dure ese "casi", con el mencionado destino indeseable a pesar de la devoción y obediencia que este fiel pudo haber profesado. Al final del párrafo, desde que menciona el ARREPENTIMIENTO, el comentario carece de utilidad, pues esa circunstancia es ya considerada en el artículo.

Jesús Hernández II

Indudablemente. Estamos hablando de personas distintas. Yo hablo de un católico REALMENTE DEVOTO Y FIEL, que lo sea al momento de morir, no de alguien que "lo haya sido", antes, quizá hace mucho tiempo.
Dice Sapia que "el habla en pasado", pero yo hablo en PRESENTE, en el presente de cuando le llega la muerte al fiel católico.

Y lo mío no es "mera suposición", como critica Sapia. Sé que un fiel católico, consciente de lo que es el pecado y el castigo que el pecado acarrea, no se permitiría a sí mismo tener la mancha de pecado, sin -al menos-, un sincero e inmediato arrepentimiento del pecado cometido.

Si Sapia considera a personas que mueren sin arrepentirse, pues tal vez sí sea angustiosa su muerte, que NO LO ES en el caso de los fieles y devotos católicos.

"Indudablemente. Estamos hablando de personas distintas"

Si estamos hablando de personas distintas, entonces el comentario no aplica, y carece de utilidad al tema que desarrollo en el artículo.

"Si Sapia considera a personas que mueren sin arrepentirse, pues tal vez sí sea angustiosa su muerte.."

Enhorabuena.! Justamente, desde el inicio del artículo hago referencia al caso de una persona que, aun habiéndose considerado "buen católico" durante toda su vida, muere en pecado mortal sin tiempo para confesión sacerdotal ni para un póstumo acto de perfecta contrición... situación de la cual NINGÚN católico puede asegurar que seguramente estará 100% exento. Y de allí la angustia natural que debería sentir cualquier persona que confía en el método de salvación católico romano.

Artículo

Parados en este punto, alguien hasta tal vez suponga estar fuera de este riesgo al no acarrear en su vida pecados mortales o graves, como por ejemplo los consabidos "matar", "robar", "blasfemar contra Dios", etc. Para el Católico que así piense, en realidad no hay buenas noticias, ya que su misma Iglesia define muchos otros actos catalogados como "pecado mortal", incluso algunos hasta tal vez insospechados, como por ejemplo el faltar a Misa dominical sin una causa justificada. [3]

Por ende:

En base a lo determinado por la Jerarquía de la Iglesia Católica Romana podemos inferir que si usted (Católico/a) faltó a Misa el pasado Domingo sin causa justificada, y no confesó y fue absuelto de ese pecado grave (o de cualquier otro), o al menos no se arrepintió sinceramente de haberlo cometido, si muere en este preciso momento, de ordinario su destino eterno es el Infierno. Así de simple.

Jesús Hernández

Ir a Misa es uno de los preceptos más importantes para todo católico que se considere FIEL y DEVOTO. Tan importante, por lo menos, como es el "servicio" que se da en las iglesias protestantes. Reiteramos lo mismo; un católico preocupado por su salvación, y que AME A DIOS, díficilmente va a dejar de ir a Misa, y en caso de que por un descuido no vaya (injustificadamente), se arrepentirá DE INMEDIATO.

Hernández enfoca sus argumentos sobre un tipo específico de católico (fiel y comprometido) cuando en el artículo que critica se mencionó no sólo en tiempo pasado sino meramente como una de las alternativas posibles, con la intención de resaltar hasta quienes (los comprometidos y fieles) se encontrarían en riesgo de perdición eterna, conforme la teología de la Iglesia Católica define.

Nuevamente y sin ninguna certeza al respecto, insiste con que el católico fiel y devoto -"se arrepentirá DE INMEDIATO". Aquí ya ni siquiera coloca el verbo en condicional (como en el párrafo anterior) sino que lo declara ya como una verdad inamovible. No niego que este pueda ser un ansiado anhelo de mi interlocutor respecto al proceder del "católico devoto pecador", ni siquiera pongo en duda que pueda ser su personal proceder. Pero de allí a suponerse con autoridad para definir lo que haría CADA UNO de los miles de católicos "fieles y comprometidos" luego de cometer CADA pecado grave, me parece como demasiado...

Jesús Hernández II

Ciertamente yo hablo del católico fiel, devoto, interesado en su propio destino. No voy a hablar de lo "angustioso" que pueda ser el proceso de salvación para aquellos a quienes dicho proceso ni siquiera les interesa. Si nos vamos a eso, ¿Qué tan "angustioso" es para los PROTESTANTES que no son fieles y devotos, preguntemos?
El meollo del asunto es este: ¿Es angustiosa la salvación católica? ¿Sí o No?
La Iglesia promueve y ensalza la conducta de quienes MERECEN el nombre de católicos, como Cristo pide santidad a TODOS.
Luego el proceso de salvación se aplica a QUIENES SE SALVAN, NO A QUIENES SE CONDENAN. Y quienes se salvan, forzosamente debieron arrepentirse de sus pecados.

¿Cómo puede ser angustioso un proceso de salvación? Si alguien se salva... ¿Qué "angustia" puede sentir...? Y yo no siento ningún "ansiado anhelo" al respecto, más de lo que Sapia "ansía" o "anhela" sobre sus correligionarios protestantes. Cristo quiere que TODOS se salven, y yo -simplemente- quiero lo que Cristo quiere, por eso soy cristiano.

Compruebo que, tal como reconoce el mismo Hernández, es evidente que no ha llegado a interpretar el mensaje central del artículo que critica.

La angustia NO nace del conocimiento (o desconocimiento) de lo que sucederá en el futuro, sino del propio mecanismo mismo de "la salvación católica romana" conforme fuera estipulado por su Jerarquía, y de los riesgos implícitos que ella acarrea. de los cuales NINGÚN católico se encuentra ajeno, por más comprometido y devoto que sea o haya sido, y días de indulgencia que haya ganado, y escapularios que haya usado. Con que sólo pueda existir 1 SEGUNDO de tiempo entre caer en pecado y (al menos) arrepentirse contritamente del mismo, ya existe un riesgo potencial REAL de que este fiel acabe en el Infierno, sin siquiera ninguna necesidad de entrar a considerar cuán "comprometido" con su Iglesia era, ni actualmente ni (mucho menos) durante sus últimos "x" años.

Por eso, el preguntarse "qué tan angustioso es para los protestantes", no conlleva el menor sentido (además de demostrar desconocimiento del tema), pues una de las diferencias de la teología católica con la evangélica es que mientras la primera dice que la "Gracia Santificante" se pierde con cada pecado y se recupera con cada confesión-absolución sacerdotal (o en caso extremo con arrepentimiento contrito), la segunda enseña que "si hemos pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el Justo" (1° Juan 2:1). Y en paz reposa el espíritu de quien acepta a Cristo como EL MEJOR ABOGADO que podría tenerse.

Por eso, ante la pregunta: "¿Es angustiosa la salvación católica? ¿Sí o No?", la respuesta es afirmativa, sin lugar a dudas.

Para muestra basta un botón, y con ella LE DEMUESTRO a Jesús Hernández que su generalización no sólo es imprudente, sino que también convierte en inútil su argumento para evadir aún al "fiel y devoto católico" de la natural angustia de todo aquél que ha puesto su confianza en la teología católica romana.

Dijo Jesús Hernández: "Yo hablo de un católico REALMENTE DEVOTO Y FIEL, que lo sea al momento de morir... Sé que un fiel católico, consciente de lo que es el pecado y el castigo que el pecado acarrea, no se permitiría a sí mismo tener la mancha de pecado, sin -al menos-, un sincero e inmediato arrepentimiento del pecado cometido.."

¿Aceptaría Jesús Hernández considerar a un religioso, sacerdote o seminarista como "católico fiel y devoto"? Imagino que, aunque pueden haber tristes excepciones, EN GENERAL sería extraño suponer que futuros sacerdotes o sacerdotes mismos no sean "fieles y devotos" católicos.

Pues bien, tal como menciono en el artículo principal, poseo un libro escrito por el presbítero Alonso Rodríguez, S.I de la Compañía de Jesus -Valladolid- (1526-1616),  que lleva como título: "Ejercicio de Perfección y Virtudes Cristianas" (Editorial testimonio, Tercera edición, Madrid, 1995). En el capítulo sobre "Acto de Contrición" el presbítero Alonso Rodríguez dice (negritas agregadas):

-"..podrá acontecer muchas veces que por haber uno hecho este acto de contrición se salve, y si no le hubiera hecho, se condenara para siempre, por cogerle la muerte en pecado mortal. Por ende se verá cuánto importa acostumbrarse uno a hacer este acto de contrición a menudo de todo corazón. Y, a lo menos, ninguno debería dejarla de hacer cada noche, pues no sabe si amanecerá mañana..." (Parte 2da., Tratado 8, Acto de Contrición, pág. 1.192)

El sentido de las palabras del sacerdote Alonso es por demás claro. El riesgo permanente al que está sometido el católico es real, INCLUSO ENTRE RELIGIOSOS (tal la condición de los destinatarios del escrito de Alonso Rodríguez, como manifiesta el mismo autor en el Prólogo de la obra, pág. IX: "A los Religiosos de la Compañía de Jesús").

Ahora... ¿cómo es que el presbítero Alonso recomienda A RELIGIOSOS hacer acto de contrición, a lo menos, cada noche...? ¿Donde está aquí la supuesta "inmediatez" que obraría el fiel y devoto católico? ¿No decía Jesús Hernández que el "fiel y devoto" se arrepiente "de inmediato", presentándolo como si fuera casi una "norma general de conducta" de ese fiel y devoto"..? ¿O es que Hernández se refiere a millones de "fieles y devotos" que son muchísimo más fieles y devotos que los destinatarios del libro "Ejercicio de Perfección y Virtudes Cristianas" del presbítero Alonso?

Con lo cual, si fuera como Jesús Hernández argumenta, respecto a que "es imposible que un fiel y devoto no se arrepienta de inmediato", entonces el consejo del presbítero Rodríguez viene sobrando.

En base a lo expuesto, la pregunta obligada es: ¿quién tiene razón... el presbítero Alonso Rodríguez de la Compañía de Jesús de Valladolid, autor del libro dirigido a sacerdotes titulado "Ejercicio de Perfección y Virtudes Cristianas"... o Jesús Hernández?

Artículo

Evalúe entonces, conforme su Iglesia enseña, la dimensión del riesgo ETERNO que todo fiel católico permanentemente corre, ya que NADIE tiene la vida asegurada y que TODOS estamos propensos a sufrir EN CUALQUIER MOMENTO un accidente que nos cueste instantáneamente la vida (de tránsito, asalto, paro cardíaco, ataque cerebral, etc.)

El "antídoto" propuesto por la Iglesia

¿Qué define entonces la Iglesia para evitar este tremendo y permanente riesgo? Pues, define un procedimiento que (indirecta pero eficazmente) ata al fiel católico a depender de ella, al tener que acudir por sus servicios tan asiduamente como desee preservarse libre de la causa condenatoria (pecado mortal) que porta.

Para que todo/a Católico/a pueda “estar a resguardo” de este triste e indeseado final, es que la Iglesia manda practicar lo más frecuentemente posible la confesión de pecados ante un sacerdote ordenado [4], el cual actuando como juez [5], está autorizado a dar la absolución en el nombre de Dios, y de esta manera este fiel podría estar tranquilo por si es sorprendido por alguna desgracia (por lo menos, hasta el siguiente pecado grave cometido). De esta forma, la Iglesia no hace más que generar una férrea dependencia del fiel hacia el clero-Institución, entre el reo y el juez que lo puede absolver, quien poseería los medios para librarlo (al menos momentáneamente) del terrible e indeseado final que le aguarda...

Jesús Hernández

Sapia tiene una curiosa visión de la Iglesia. El sacerdote no nos juzga, pues ese no es su papel. El sacerdote evalúa nuestros pecados, y dependiendo de cuáles sean los mismos, nos aconseja y nos orienta. El sacerdote actúa como PASTOR, no como VERDUGO, y me parece extraño que una persona que estuvo 32 años en el catolicismo (no muy buenos, por cierto), tenga una imagen tan deformada de lo que es la Confesión.

Veamos de qué lado se ve la "imagen deformada".

La aclaración innecesaria de que "el sacerdote no actúa como VERDUGO" corre por cuenta de Jesús Hernández. En mi escrito jamás insinué tal cosa, para que ahora sea mencionada...

Atendiendo al comentario acerca de mi "curiosa visión de la Iglesia", digo que está fuera de dudas que el confesor bien puede, además, aconsejar y orientar al reo de pecado acerca de las maneras de evitar caer nuevamente en la falta, alentándolo a perseverar en la santidad. Pero ello no quita los atributos de JUEZ que este sacerdote confesor ciertamente posee por sobre las actitudes y circunstancias que debe sopesar, para poder, luego, indicar la penitencia y dar la absolución...

Ya que posteriormente Jesús Hernández cita palabras del Presbítero Jorge Loring, yo me permito citar las propias del Presbítero Fernando Carballo, publicadas en su libro "Protestantismo y Biblia" (con licencias eclesiales), página 140 donde afirma: -"[El Sacerdote] escucha simplemente lo que se le expone, pregunta -como juez que es-, sobre las circunstancias agravantes o atenuantes de las culpas que el penitente confiesa, y luego -como representante de Dios-, da el perdón; y como médico del alma da el consejo y el tratamiento espiritual correspondiente..".

Podemos también citar uno de los ANATEMAS del Concilio de Trento, para demostrar el sentido de "acto judicial" que conlleva la absolución sacramental que da el sacerdote: "CANON  IX «Si alguno dijere, que la Absolución sacramental que da el sacerdote, no es un acto judicial, sino un mero ministerio de pronunciar y declarar que los pecados se han perdonado al penitente, con sola la circunstancia de que crea que está absuelto;...sea excomulgado.» [8]

Contrariamente a lo que Hernández sostiene, veamos otros sitios católicos que mencionan los atributos de juez que posee el sacerdote confesor:

"Pero en la Confesión, además de juez, el sacerdote es médico.." IVE Argentina

"Al oír confesiones, tenga presente el sacerdote que hace las veces de juez y de médico.." Código de Derecho Canónico 978 - Catholic.net

"el sacerdote posee la función de «juez» y ha de sentenciar las faltas del pecador para aplicar la penitencia correspondiente.." Mercaba.org

"..el sacerdote actúa como juez, imponiendo una sentencia y un castigo." Catholic.net

Recordemos que Hernández había dicho: -"Sapia tiene una curiosa visión de la Iglesia. El sacerdote no nos juzga, pues ese no es su papel.." Pues, mi visión es tan curiosa como la de las fuentes citadas.

Jesús Hernández II

Correcto. Aquí si quiero reconocer un ERROR de mi parte. No supe expresar bien lo que quería decir. Efectivamente la Confesión es un ACTO JUDICIAL.

Para dar una idea de lo que quise decir, me pregunto sinceramente si hay algún católico que se sienta "juzgado" al Confesarse. En realidad, el propio juicio sacramental de la Confesión ES DISTINTO a cualquier acto judicial análogo. Aquí el Juez no sólo es imparcial, sino que simplemente nunca condena, y el católico va a Juicio por propia voluntad, no obligado por ninguna Policía o ministerio público.

Quisiera yo saber si algún católico al confesarse se siente como reo ante el juez, temiendo el inexorable fallo y el consiguiente golpe del martillo que sella una sentencia.
De ese modo espero aclarar el sentido de mis palabras; que el Sacramento de la Confesión, tan lleno de Perdón, de Paz y de Consejo, no le da al confesante la sensación de estar siendo sometido a juicio, sino en todo caso, a un baño espiritual
de perdón y de renovación.

"No supe expresar bien lo que quería decir. Efectivamente la Confesión es un ACTO JUDICIAL."

En realidad no es una cuestión de cómo fue expresado, sino de haber afirmado algo erróneo que ahora quiere disimularse detrás de un "no haberse sabido expresar". Primero dijo que "el papel del cura no es juzgar" ("Sapia tiene una curiosa visión de la Iglesia. El sacerdote no nos juzga, pues ese no es su papel"). O sea que Hernández, lejos de insinuar "sensaciones de confesantes", hablaba DEL PAPEL EJERCIDO POR EL CURA en la confesión. Ahora dice que SI es un ACTO JUDICIAL, pero que... "el confesante no tiene la sensación (?) de ser juzgado". Cambia de respuesta para tapar su error.

Si la Confesión es un ACTO JUDICIAL (como ahora reconoce al principio) entonces quien se someta a dicho acto, evidentemente de alguna forma se está sometiendo a juicio, independientemente de supuestas "sensaciones" que pueda -o no- experimentar. También dice que es distinto a cualquier acto judicial pues en la confesión "el juez es imparcial". ¿Acaso no son también imparciales los jueces seculares? ¿Qué clase de juez es aquél que toma posición por alguna de las partes? ¿Qué habrá querido decir con eso? Por lo demás, el juez (sacerdote confesor) no "condena" al confesante, pero SI efectivamente juzga, a su propio criterio, cuál es la pena (penitencia) satisfactoria que le otorgará la absolución al pecador confeso. Lo de "obligado por Policía" es un comentario que ni vale la pena responder. Finalmente, que algún católico se sienta o no se sienta "reo ante el juez" al momento de confesarse podrá ser circunstancia de interés para Hernández, pero no para el tema en cuestión. No hablamos de "sensaciones" sino de realidades.

JH

El católico no está más "atado" a la Iglesia Católica, de lo que está "atado" un enfermo de gravedad a un Hospital. La Iglesia fue instituida por Cristo, precisamente para enseñarnos (Mateo 28:26-29), para bautizarnos (Marcos 16:16), y para PERDONAR LOS PECADOS (Juan 20:23), no "en lugar" de Dios, sino en Su nombre.

Muy buen ejemplo que deja muy en claro que la salud (espiritual) del fiel católico depende entonces de la Institución, específicamente del obrar que sus ministros puedan aplicar sobre los enfermos (espirituales). Respecto al tema "Perdonar los Pecados" recomiendo leer el artículo La Confesión Auricular (en este mismo sitio web).

JH II

Sapia pareciera no haber leído -o entendido- lo que escribí. El católico no depende "de la Institución", sino de CRISTO, a través de la Iglesia.

Me parece que dije las cosas con suficiente claridad como para ser entendidas por gente atenta.
Sapia simplemente desvía el significado, e ignorando mi explícita aclaración de que la Iglesia no ABSUELVE en lugar de Cristo sino en su nombre, se saca de la manga la "dependencia" que según él hay entre el católico y "la Institución"

Efectivamente, he leído, y he entendido. Ni desvío, ni ignoro, ni "saco de la manga". Yo he dicho que el fiel católico depende del obrar de los ministros eclesiales. Dicho fiel depende de la Institución que imparte los llamados Sacramentos. De hecho, al reconocer el "a través de", Jesús Hernández invalida su propio argumento, dando la razón implícitamente a lo que expuse con anterioridad.

JH

Para San Pablo, la Iglesia y sus ministros son "embajadores de Cristo, como si Dios os exhortase por medio de nosotros" (2 Corintios 5:20). Por supuesto, este no es el concepto de Iglesia que tienen los protestantes, pero los católicos no tienen la culpa de que algunos protestantes identifiquen a la Iglesia descrita por la Biblia, como "la Gran Ramera".

Aunque esta opinión no viene al caso, igualmente la comento. "Embajadores" son aquellos que portan las palabras del Cristo, no los que enseñan y definen para fruto propio otros evangelios (Gálatas 1:8), mezclados con un poco de Biblia y mucho de tradición incomprobable. Además, El concepto de Iglesia que poseen los Cristianos Evangélicos corresponde, según la Biblia revela, a la iglesia de Cristo, no a la Institución Católica Romana. El tema de "La Gran Ramera", o sea, la que usurpa el lugar de la verdadera Esposa de Cristo, no es un tema que tenga que ver con este intercambio.

De esta manera, la Iglesia tanto legisla sobre el riesgo de condenación eterna como sobre la manera de evitarlo, al recurrir a ella. Una excelente estrategia, a través del miedo, para generar, edificar y solidificar su poder temporal sobre la feligresía.

JH

Es bien conocida por los apologistas católicos, la visión paranoica que tienen algunos protestantes, sobre la Iglesia, y en general, sobre el catolicismo. Vale la pena aclarar ciertas cosas:

-Si Cristo instituyó en Su Iglesia el poder de perdonar los pecados, está claro que sólo recurriendo a la Iglesia alcanzamos el mismo,
PORQUE CRISTO, Y NO LA IGLESIA, ASÍ LO DECIDIÓ.

Si "sólo recurriendo a la Iglesia alcanzamos el perdón de pecados" entonces el arrepentimiento sincero y contrito en caso de riesgo de muerte no debería conllevar ningún efecto. Si lo lleva, entonces la frase primaria carece de validez. Hay que decidirse: o el perdón depende de la Iglesia (Institución) o no depende necesariamente de ella (arrepentimiento contrito). Insisto que es de mucha utilidad complementar este tema leyendo La Confesión Auricular, artículo de este mismo sitio web.

JH II

Sapia se equivoca en lo último: No tenemos que "decidirnos" en nada, puesto que la Doctrina YA ESTÁ CLARA. El católico se salva recurriendo a la Iglesia por medio del Sacramento de la Confesión que Ella -instruida por Cristo- procura.
Aparte de esto, el arrepentimiento contrito no es "no recurrir a la Iglesia", pues fue precisamente Ella quien nos explicó, con lujo de detalles la necesidad de dicho arrepentimiento.

Si el católico puede ser perdonado gracias a un acto de "arrepentimiento sincero y contrito" sin intervención del clero, entonces NO ES CIERTO que "SÓLO recurriendo a la Iglesia alcanzamos el perdón de pecados" (según afirmó Jesús Hernández). Hernández argumenta que me equivoqué, pero evita en esta segunda respuesta repetir la palabra "sólo" (que antes empleó). Si ahora cambia lo que dijo antes, es razonable y lógico que ahora vea "equivocaciones" en mi respuesta. Finalmente, el puente que Hernández intenta trazar entre un arrepentimiento personal contrito y el papel que en él pudiera tener la Institución eclesial por el hecho de “haberlo enseñado” es tan forzado e imaginativo que se cae de sólo mirarlo, porque una cosa es lo que pueda enseñar y otra diferente es el papel directo que pudiera tener en la acción absolutoria misma. Con lo cual, la decisión a tomar sigue en pie: o sólo recurriendo a la Iglesia (curas confesores) los católicos alcanzan perdón de pecados, o también lo pueden obtener por medio de un arrepentimiento personal, privado, contrito y honesto ante el Dios de toda gracia. Si la doctrina (católica romana) está tan clara como manifiesta Hernández, entonces no debería contener este tipo de contradicciones. Por eso, siempre es mejor recurrir a la Biblia en lugar de a doctrina de hombres.

JH II

Dirá Sapia que no es la Iglesia sino la BIBLIA, quien enseña la necesidad de arrepentirse. Correcto. La Biblia lo enseña y la Iglesia explica dicha enseñanza, ya con esto se recurre a la Iglesia, vayamos más lejos, y tomando en cuenta que fue la Iglesia quien preservó, ordenó el Canon y lo transcribió y estudió durante tantos siglos... Recurrir a la Biblia es per se recurrir a la Iglesia (Católica).

Fue la Iglesia -antes que existiera la Biblia, desde Pentecostés- la Maestra que nos enseñó que tenemos que pedir perdón a Dios por nuestros pecados, y que podemos ser perdonados, gracias a la Pasión Redentora de Jesucristo. Quien lea o asista a las enseñanzas de la Iglesia, lo aprenderá y si estima su alma, obrará en consecuencia... ¿Esto no es RECURRIR a la IGLESIA?

En realidad todo esto surge por confundir a la Iglesia de Cristo con la Institución Iglesia Católica Apostólica Romana. Y a premisas erróneas, conclusiones erróneas.

JH

Para los protestantes quizá las decisiones de Cristo no tengan mayor importancia, pero no es el caso de los católicos. ¿El miedo? La Iglesia advierte sobre el peligro de condenación, COMO CRISTO LO HIZO. ¿Acaso Cristo también "se valió del miedo" cuando anunció que los pecadores se condenarían?
¿Se valió San Pedro del miedo cuando escribió que "el justo a duras penas se salvará"? (1Pedro 4:18)

Las ironías de Hernández son inocentes, además de carentes de fundamento. Cristo anunció la "condenación de los pecadores" para que le conocieran a Él y le aceptaran, no para que vivan dependiendo de los clérigos de turno, corriendo a sus sotanas para quitarse la condenación de encima, luego de cada pecado grave cometido. Si hemos pecado, la Biblia enseña Quién es nuestro Abogado = Jesucristo (1 Juan 2:1). Por otro lado, el apóstol Pedro (en 1 Pedro 4:18) parece estar exhortando con dureza a "los que no creen en el Evangelio" (vv.17, BJ), no a los Justos, los cuales (como asegura el texto) se salvarán (aunque lo hagan transitando un camino de pruebas y dificultades a causa de su confesión de fe).

JH II

En primer lugar, Sapia utiliza palabras que pueden sonar a insulto, como eso de ponerles "faldas" a los clérigos. Yo, al menos, nunca le he visto "faldas" a ninguno. Y Cristo anunció que los pecadores se condenarían, y que sin el arrepentimiento y el perdón de Dios no se salvarían. Ahora bien, ese es precisamente el asunto, el perdón de Dios... ¿Se recibe meramente con desearlo?

La Iglesia en esto es notablemente lógica; se pide arrepentimiento sincero, propósito de enmienda y confesión privada de los pecados para que el sacerdote dé los consejos pertinentes y la absolución cuya necesidad y poder otorgó Cristo a Sus Apóstoles.

He cambiado "faldas" por sotanas, manteniendo el sentido, a fin de evitar innecesarias molestias.

¿Se encuentran en la Biblia a los “sacerdotes” como ministros instituidos por Dios para Su iglesia, en Efesios 4:11? No. ¿Acaso los sacerdotes católicos son Apóstoles? Tampoco. No obstante  Hernández argumenta que el sacerdote estaría administrando la absolución cuyo poder Cristo otorgó a los Apóstoles. Luego viene el redoble de tambores, el golpe de platillo y el conejo sale de la galera al afirmar que: "La Iglesia en esto es notablemente lógica". Debería ser notablemente bíblica.

JH II

Añadamos que San Pedro no habla de ningunas "dificultades por confesar la fe", que corren por cuenta del sr. Sapia. Si el justo afronta dificultades para salvarse, ¿Qué no afrontarán el impío y el pecador?, es lo que San Pedro pregunta (Cf. 1Pedro 4:17-18) sin decir que esas "dificultades del justo" son "pruebas a causa de su fe", como Sapia nos pone.

Una vez más Hernández se equivoca. Dice que mi comentario corre por "cuenta mía", pero es evidente que ni siquiera leyó el contexto del versículo que citó. Veamos desde la misma Escritura si Pedro habla de las dificultades vividas por confesar la fe, o es una equivocación mía como afirma (negritas añadidas)::

"Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría. Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado. Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno; pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello. Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios? Y: Si el justo con dificultad se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el pecador? De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien." (1° Pedro 4:12-19)

La Biblia de Jerusalén (católica), prologando el texto aludido, dice: "Dichosos los que sufren con Cristo: No hay que desanimarse por la persecución. Al contrario. Dichosos los que la padecen, no por maldades, sino a causa del nombre de Jesús". (Biblia de Jerusalén, CELAM, Ed. 1975, página 1.854)

La Biblia "El Libro del Pueblo de Dios" (católica), prologando 1° Pedro, dice: "El cristiano debe recibir las persecuciones como una «gracia» (2,19) y un motivo de gozo (4,13-14). ¿Acaso no nos dice el Señor en el Sermón del Montaña «Felices los que son perseguidos por practicar la justicia»? (Mt. 5,10). Las persecuciones nos ofrecen una incomparable oportunidad de dar razón de nuestra esperanza con firmeza y serenidad (3,15). «Cristo, siendo justo, padeció por los injustos» (3,18): es natural que los creyentes en él compartamos su misma suerte." (El Libro del Pueblo de Dios. La Biblia. Ed. San Pablo, 1994, página 1.745)

Consecuentemente, las opiniones “que correrían por mi cuenta” también lo hacen, como vimos, por cuenta, no sólo del contexto del versículo mencionado por Hernández, sino por cuenta también de las Biblias católicas que he citado. Hernández utilizó un texto bíblico en un sentido que es ajeno a la Escritura, pero que presentado como lo hizo supuso que le ayudaba a respaldar sus opiniones. Esto es, lamentablemente, manipular la Escritura, buscando en Ella lo que pudiera ser de particular utilidad en lugar de buscar lo que Ella verdaderamente revela. ¿Era esta una interpretación privada suya (que la Jerarquía prohíbe a todo fiel), o es algo que la misma Iglesia enseña..? Como en el caso anterior, muy probablemente dirá luego que en realidad no dijo lo que dijo, sino que quiso decir otra cosa...

Lo que acabamos de describir, forzosamente resumido, es precisamente lo que la Iglesia Católica enseña respecto a la pérdida de la "Gracia Santificante" [6], enseñanza que todo fiel se encuentra inevitablemente obligado a creer. [7]

En definitiva: La Iglesia me impone la carga, diciendo que si muero en pecado mortal no absuelto voy al Infierno (por más fiel devoto que haya sido en mi vida).

JH

Pero ya dijimos que alguien FIEL Y DEVOTO se arrepiente de inmediato, o casi de inmediato, y en todo caso, un acto de contricción perfecta, es decir, sincero pesar, arrepentimiento verdadero y deseo del perdón de Dios alcanza EL PERDÓN DE LOS PECADOS si no se puede uno confesar con un sacerdote.

No aplica al tema. Una vez más Hernández menciona la posibilidad de "arrepentimiento de inmediato", pero ESE no es el caso contemplado en el artículo que critica. Que un "fiel y devoto" lo pueda hacer siempre de manera "casi de inmediato" no pasa de ser una suposición. Y aunque así lo haga, esto no quita el permanente riesgo de que ALGUNA VEZ la muerte lo alcance antes del "casi".

JH

Sapia cita en sus artículos el Catecismo de la Iglesia Católica, pero lo hace de manera acomodaticia, colocando numerales aislados de su contexto, y por lo tanto, insuficientes para comprender la doctrina de la Iglesia. Igualmente, OMITE CONVENIENTEMENTE los numerales que precisamente contradicen su tesis. Teniendo esto en cuenta, veamos algunas citas interesantes:

1452: Cuando brota del amor de Dios amado sobre todas las cosas, la contricción se llama "contricción perfecta" (contricción de caridad). Semejante contricción perdona las faltas veniales; obtiene también el perdón de los pecados mortales, si comprende la firme solución de recurrir tan pronto SEA POSIBLE a la confesión sacramental.
 

Si lo que Hernández cita del Catecismo católico no aplica al tema en cuestión, entonces se encuentra lejos de poder considerarse como una "OMISIÓN CONVENIENTE"... Tal el caso del numeral 1452 que cita, ya que el artículo original habla de aquellos que ni siquiera tienen (o se han tomado) el tiempo necesario o suficiente para realizar el acto de contrición. Este numeral no aplica..

JH

1037: Dios no predestina a nadie a ir al infierno. Para que eso pase, es necesario una aversión voluntaria a Dios (un pecado mortal), y PERSISTIR en él hasta el final.. En la liturgia eucarística y en las plegarias diarias de los fieles, la Iglesia implora la misericordia de Dios, que quiere que "nadie perezca, sino que todos llegen a la conversión" (2Pedro 3:9)

Y quien persiste en el pecado, NO PUEDE SALVARSE, y esto ni siquiera es cosa de la Iglesia Católica, sino de Cristo Jesús:

"No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero." (Apocalipsis 21:27)

El numeral citado (1037), lejos de testimoniar una "OMISIÓN CONVENIENTE", confirma aún más la idea central del artículo criticado, ya que UN PECADO MORTAL NO ABSUELTO O, al menos, NO ARREPENTIDO HASTA LA MUERTE (que puede llegar en cualquier momento), causa la condenación eterna en el Infierno.

El otro párrafo no aplica al tema tratado.

Con todo énfasis Hernández encabezó esta parte de su comentario acusándome de que "cito el Catecismo de manera acomodaticia, fuera de contexto, OMITIENDO CONVENIENTEMENTE los numerales que no me convendrían..." Pues, para sustentar su acusación presenta 2 (dos) de estos numerales, los cuales uno no aplica al tema (1452) y el otro (1037), lejos de contradecir la idea, la refuerza. Con lo cual su argumento no tiene asidero.

JH II

Veamos: Es opinión de Sapia que el numeral 1452 "no aplica", pues precisamente deja ver que no hay ninguna ANGUSTIA en el proceso de salvación católica, que es precisamente el título del artículo de Sapia. Sapia prefiere omitirlo, descartando que aplique al tema, siendo que es, precisamente, cuestión clave del mismo.

Reitero que el Catecismo 1452 NO aplica al tema, pues habla de que “la contrición perfecta, con más las intenciones de acudir al cura confesor ni bien se pueda, perdona los pecados mortales”. Lejos de ser una cuestión clave, como afirma Hernández, es ajena al tema del artículo original, en donde lo que se considera es aquella posibilidad de una muerte súbita, que no permita tiempo para ninguna contrición. Con lo cual, no es que prefiera omitirlo, sino que evidentemente trata de un punto que el artículo ni siquiera entra en él (el tiempo de realizar un acto de arrepentimiento contrito). El numeral no aplica al tema, y por ende no puede ser esgrimido como una “omisión conveniente”.

JH II

En cuanto al siguiente numeral, el 1037, no "refuerza" la idea de que hay "angustia" en la salvación católica, -si eso quiso decir Sapia-. El numeral citado demuestra que sólo es angustioso el juicio divino para quien persistió hasta el final en el pecado, sea católico o protestante. Pues sería ciertamente presuntuoso pensar que sólo hay católicos -y no protestantes- que persisten en el pecado.
No veo que idea de Sapia "refuerza" el numeral citado.

La refuerza desde el momento en que afirma, tal como se expone en el artículo original, que “quien muera en pecado mortal no absuelto se va al Infierno”.

JH

Añade Sapia: La Iglesia me impone la carga, diciendo que si muero en pecado mortal no absuelto voy al Infierno

ESTO ES FALSO: La absolución sólo es necesaria si es factible. De haber una imposibilidad DE ORDEN MATERIAL, como es la muerte, la contricción perfecta, es decir, verdadero arrepentimiento y sincero pesar de haber ofendido a Dios, BASTA PARA ser perdonado.

Al respecto escribe el p. Jorge Loring, en su libro Para salvarte:

"Cuando uno, en peligro de muerte, está en pecado grave y no tiene cerca un sacerdote que le perdone sus pecados, hay obligación de hacer un acto de contricción con propósito de confesarse cuando pueda. El acto de contricción le perdona sus pecados, y si llega a morir en aquel trance, se salvará.

¿Por qué Sapia OMITE los numerales citados?

Realmente no veo la falsedad denunciada. Hernández insiste con algo que no aplica a rebatir lo que se expone en el artículo original. En él, explícitamente se reconoce que un "verdadero arrepentimiento y sincero pesar" ante Dios es suficiente para perdonar pecados. Lo que el artículo si manifiesta, y hasta ahora Jesús Hernández no ha rebatido, es que, según la teología de su Iglesia Católica Romana enseña, alguien que repentinamente muera en pecado mortal (por ende sin tiempo de profesar un arrepentimiento honesto), se va al Infierno. Así de simple y contundente.

El párrafo del presbítero Jorge Loring tampoco aplica, pues también habla de un "acto de contrición" salvador cuando en peligro de muerte no hay un sacerdote cerca.

JH II

Si Sapia no ve la falsedad denunciada, le voy a ayudar a que la "vea". Él dijo que la Iglesia EXIGE ABSOLUTAMENTE la Absolución Sacramental para ser salvo. Esta es sin más tapujos la falsedad denunciada.

Hernández lee mal, tal vez a causa de leer apurado, lo cual termina perjudicando la certeza de sus juicios. En realidad, la palabra “sacramental” la agregó él sólo. Yo nunca mencioné dicha palabra, sino que dije que “un pecado mortal no absuelto conlleva perdición eterna”. Nunca hablé de “absolución sacramental”, como agregó Hernández, cambiando el sentido de mi afirmación, para luego juzgarla de “falsa”. Para el católico la absolución del pecado puede obtenerse por “confesión sacramental”  (de ordinario) o por “arrepentimiento contrito” (de extraordinario). Si Dios perdona al pecador gracias a su arrepentimiento contrito, obviamente lo absuelve de ese pecado. Por eso mi frase original (tildada de falsa por Hernández) contemplaba ambas posibilidades, resumiendo la circunstancia en el caso de morir con pecado sin absolver (sin perdonar). Con lo cual no existe ninguna falsedad en decir que: La Iglesia me impone la carga, diciendo que si muero en pecado mortal no absuelto voy al Infierno. Salvo que Hernández crea que su Iglesia considera que no irá al Infierno alguien que arrastre pecados mortales no absueltos.

JH II

La Iglesia EXIGE la absolución a quien puede recibirla, y si alguien se arrepintió sinceramente de sus pecados (mortales también), y muere sin absolución (de dichos pecados mortales), no se va al infierno por esto, que es lo que Sapia decía inicialmente. ¿Ya ve la falsedad denunciada, sr. Sapia?

No hay falsedad, en tanto y en cuanto la teología romana acepta que un arrepentimiento contrito también es absolutorio ante Dios del pecado mortal portado. Así lo manifiesta el numeral del catecismo que Hernández mismo citó y que dice: “1452: Cuando brota del amor de Dios amado sobre todas las cosas, la contrición se llama "contrición perfecta" (contrición de caridad). Semejante contrición perdona las faltas veniales; obtiene también el perdón de los pecados mortales, si comprende la firme solución de recurrir tan pronto sea posible a la confesión sacramental.” 

Si Hernández lee mal o interpreta mal lo que lee, sus juicios terminan siendo errados, restándole utilidad y autoridad a sus manifestaciones, lo que resulta en una de las causas del desinterés por responder a sus escritos.

JH II

Y efectivamente, yo no rebato que alguien que muere en pecado mortal se condena, precisamente porque yo creo que alguien que muere en pecado mortal se condena, pero esto no es "Angustia de la Salvación Católica", sino Angustia de cualquier CONDENACIÓN, Católica o Protestante. La principal cuestión que yo manejo -para información de Sapia-, es que no hay ninguna Salvación "angustiosa", sino que en todo caso, la Angustia se extiende a la Condenación.

Es evidente que Hernández no entiende a qué cosa está respondiendo. Si equivoca el sentido de un solo párrafo, pocas expectativas quedan entonces de que comprenda el sentido del artículo completo.

Pareciera que no existe alternativa. Las palabras de la Sra. Fernández Criado no dejan lugar a dudas: "recurrir a la confesión cuántas veces se caiga en pecado", lo cual tampoco es garantía absoluta DE NADA, pues la muerte nos podría alcanzar de camino al confesionario mismo...

JH

Si se va camino del confesionario, YA SE TIENE el acto de contricción (o en su defecto atrición), se tiene propósito de enmienda y además, propósito de confesarse. De ahí que alguien que muera, camino al confesionario, se salvaría por su disposición y decisión para confesarse, siéndole imposible hacerlo.

No necesariamente, pues depende de la intención que porte. Una vez más cae en una imprudente generalización, como si de una "norma" se tratara...

JH II

La intención que se porta, cuando se va uno a confesar, es la de que Dios nos perdone nuestros pecados. Sabemos que esto no se logra sin arrepentimiento -ya sea por contricción o atrición-, de modo que sinceramente no comprendo DÓNDE está mi "imprudente generalización", que Sapia me atribuye sin más análisis

Primero, por suponer que TODOS los que vayan camino al confesionario ya han realizado su acto de contrición perfecta, simplemente por manifestar el deseo de confesarse. No es improbable, en absoluto, que muchos piensen en sus pecados recién cuando se arrodillen frente al cura confesor. Segundo, por suponer que la mera intención de ir a confesarse aplique per sé como “acto de contrición perfecta”. Además, según la teología de Roma, el acto de atrición (contrición imperfecta) NO alcanza para perdonar pecados graves, según declara el CIC #1453.

JH

Ni Cristo ni Su Iglesia piden imposibles, pero para Sapia, pareciera que la Iglesia acumula obstáculos para la salvación de los fieles, siendo todo lo contrario: la Iglesia da todas las facilidades (incluyendo las indulgencias plenarias), y la Iglesia, que cree en la misericordia de Dios, cree que quienes mueran en pecado leve (venial), no se condenan, sino que pasan por una purificación temporal en el Purgatorio, y de ahí su siguiente (y último) destino, es EL CIELO.

Cristo no pide imposibles, por ende Su iglesia, conforme a Su Palabra, tampoco.

No es el caso de la teología de la Iglesia Católica Romana, la cual "acumula obstáculos" para la salvación de los fieles, pero que siempre dispondrá de un sacramento, una indulgencia, una dispensa, que libre al fiel que a ella se sujete / someta.

JH

Por supuesto, quienes pecan reiteradamente, sin ningún arrepentimiento, se condenarán (¡claro!), y esto no lo dice la Iglesia, sino la Biblia. Para Sapia, la Iglesia debería NEGAR TAL VEZ la condenación de todas las personas, pero, ¿No creen los protestantes en la condenación?

Por supuesto que creen en ella, y facilonamente, suponen que la creencia intelectual (sola fe) en Cristo, ya es suficiente garantía de salvación, en contra de Apocalipsis 21:27, y en contra del Evangelio de Cristo, que pide MÁS QUE ESO, para salvarse.

No entiendo porqué Hernández supone que, para mi, la Iglesia debería negar algo. No puedo ver en esto otra cosa que el pretender desviar el tema central del artículo criticado. Por supuesto que el Cristiano Evangélico cree en la condenación de los impíos.

Y suponer que la "garantía de salvación" depende meramente de una "creencia intelectual", es hablar de lo que se desconoce por no haberlo vivido. Ningún Cristiano Evangélico, renacido de nuevo en Cristo "facilonamente supone que la garantía de salvación depende de una creencia intelectual en Cristo". Además, atribuir esta burlona definición al Principio Protestante del "Sola Fe", es, insisto, hablar de lo que se desconoce. Por supuesto que en la Ciudad Santa "no entrará ninguna cosa inmunda" (Apocalipsis 21:27) sino aquello que fuera oportunamente lavado por la sangre preciosa del Cordero (Apocalipsis 7:13-17)

Actitud

Esto que acabamos de ver puede generar en el fiel Católico 2 actitudes: indiferencia o angustia. No podría existir una tercera, supuestamente de paz y confianza en lo decretado por la Iglesia, habida cuenta de la innegable realidad de que, como mencionamos, la muerte nos puede llegar cuando menos lo suponemos,

JH

Yo he conversado muchas veces con Daniel Sapia, y en muchas ocasiones, él pretendía decirme CÓMO ME SENTÍA YO, atribuyéndome "angustia", "tormento", "patología", etc., etc. Para Sapia, quien no piensa como él padece de "falta de paz en el corazón", y dialogando conmigo, varias veces me decía "que por favor no me atormentara"... no sé, como si yo estuviera afligido, desesperado, bajo un trauma psicológico.. (!!!) Y esto es una de las cosas que hacen más difíciles los diálogos con Sapia: Su actitud de pretender saber (y anunciarle a los demás), los personales sentimientos de sus interlocutores, como si él leyera las mentes.

Si bien es cierto que con Hernández hemos mantenido conversaciones (en especial en foros de debate), de ninguna manera la actitud que me endilga puede ser considerada una constante. En las muchas conversaciones mantenidas (como él mismo reconoce) bien pudo haber habido alguna puntual y específica mención al respecto, lo cual no otorga derecho a suponerlo una norma de conducta, como parece querer ser presentado por Hernández. Respecto a la "angustia, tormento, falta de paz en el corazón.." puede resultar útil tener en cuenta que, producto de sus expresiones, Hernández consideró oportunamente adecuado pedirme disculpas y modificar gran parte de un artículo de su autoría, donde él mismo reconoce que me maltrataba y me ofendía. Y si en algún momento específico le manifesté mi parecer respecto de su "falta de paz en el corazón", evidentemente no estaba muy equivocado...

En Octubre de 2003 Jesús Hernández me escribió:
(resaltados son del original)

«..tengo que reconocer humildemente, cristianamente, que le he faltado gravemente al respeto a usted, que lo he ofendido injustamente, y que caí en el pecado capital de la IRA.

En mi "Estudio sobre los Cristianos Evangélicos", tal y como usted lo señaló, lo he difamado no sólo a usted, sino a muchos otros evangélicos. [...]

Por lo tanto, le pido humildemente que me perdone, carezco de derecho para hablar de usted (y de otros), como lo hice, y por lo tanto, en señal de arrepentimiento voy a eliminar de mi sitio Web ese artículo, escrito por mí, y algunos detalles de ese artículo (los que carecen de ofensas, en buen sentido cristiano), los voy a colocar en un artículo distinto.» (leer su carta completa aquí)

No es cierto que yo suponga que "quien no piensa como yo, padece de falta de paz en el corazón". Sucede que Hernández se ha basado en una expresión mía (poco clara, reconozco), la cual ya me encargué de complementar con palabras que aclaran el sentido que originalmente pretendí manifestar. (ver aquí)

Cuando allí digo "..al vislumbrar cuánta necesidad de paz existe en esos corazones" (frase que Hernández utiliza) me refiero precisamente al estilo y expresiones de aquellas personas que me critican de manera burlona, prepotente, peyorativa y hasta soez, y NO a toda persona que no coincida con mis opiniones, como Hernández pretende equivocadamente presentar.

JH

Sapia establece que el católico no puede sentirse en paz y confianza según lo que enseña la Iglesia. Pero casos vivos desmienten su "dogma", porque yo, siendo católico, me siento en perfecta PAZ y CONFIANZA respecto de lo que la Iglesia enseña. Me salvaré si vivo y obro conforme a la doctrina de Jesucristo: eso es suficiente para sentirme en paz y confianza, sin sujetarme a que Sapia diga que "no puedo sentirme así".

Habría que ver qué cosa entiende Jesús Hernández por "doctrina de Jesucristo". No obstante, su respuesta es clara y lícita: él ha optado por la primera opción, o sea, una actitud de indiferencia a lo expuesto en el artículo que critica. Y está en todo su derecho.

Si como Católico/a su actitud es de indiferencia a lo que acaba de leer, su situación es más grave aún de lo que supone. Vaya uno a saber que cosas ha comprendido o qué cosas le han enseñado respecto al Plan de Dios y a la Buena Nueva (Evangelio) en el sacrificio redentor de Cristo. La Salvación eterna de su alma es un tema sumamente trascendente como para que lo deje "para después", o meramente librado en manos de sus "representantes religiosos" de turno. Reflexione ahora, mientras haya tiempo, ya que, como está profetizado, Dios no tendrá por inocente al culpable (Números 14:18, Nahum 1:3, Hechos 17:30-31) (este párrafo fue omitido completo por Hernández en su comentario)

Si como Católico/a, al leer este escrito usted no ha podido evitar sentir angustia, no desespere, pues la Biblia puede acercarle una palabra de tranquilidad: Dios no le ha dejado sólo/a.

JH

Pues bien; aquí quedan claras las intenciones de Sapia: Mostró algunas citas de católicos, o bien del Catecismo, con el expreso fin de ANGUSTIAR a su lector católico, y a continuación, proporcionarle como "antídoto" contra dicha angustia, una interpretación protestante de textos bíblicos. Significa que no vienen versículos bíblicos solamente, sino acompañados de la "lógica" del sr. Sapia.

Hasta aquí (y ya vamos terminando) Hernández no pudo demostrar que lo que he afirmado sea falso, conforme a lo que la Iglesia Católica enseña, a saber, la condenación eterna en el infierno para todo católico que muera en pecado mortal, con el permanente riesgo de morir de manera repentina, sin la menor posibilidad de hacer, siquiera, un acto de contrición por los últimos pecados graves cometidos (entre los cuales se encuentra, incluso, el faltar injustificadamente a UNA Misa dominical)...

Poseo un libro de texto escrito para sacerdotes, por el presbítero Alonso Rodríguez, S.I (1526-1616),  que lleva como título: "Ejercicio de Perfección y Virtudes Cristianas" (Editorial testimonio, Tercera edición, Madrid, 1995). Encuentro interesante, como poderoso resumen de lo que sucede en la teología católica para todo el que muere en pecado mortal, citar un párrafo de dicho libro, en el capítulo sobre "Acto de Contrición". El presbítero Alonso Rodríguez dice:

-"..podrá acontecer muchas veces que por haber uno hecho este acto de contrición se salve, y si no le hubiera hecho, se condenara para siempre, por cogerle la muerte en pecado mortal. Por ende se verá cuánto importa acostumbrarse uno a hacer este acto de contrición a menudo de todo corazón. Y, a lo menos, ninguno debería dejarla de hacer cada noche, pues no sabe si amanecerá mañana..." (Parte 2da., Tratado 8, Acto de Contrición, pág. 1.192)

El sentido del párrafo es por demás claro. El riesgo permanente al que está sometido el católico es real, INCLUSO ENTRE RELIGIOSOS (tal la condición de los destinatarios del escrito de Alonso Rodríguez, como manifiesta el mismo autor en el Prólogo de la obra, pág. IX: "A los Religiosos de la Compañía de Jesús").

Mientras tanto, Jesús Hernández intenta desviar una realidad que los mismos ministros de su Iglesia reconocen. En este intento, entre otras cosas, pretende "sacarse de encima" los textos bíblicos que he presentado en el artículo original, diciendo que son sólo "una interpretación protestante, acompañada con mi lógica personal...". Pues, allí están los textos sagrados, para quien los quiera meditar.

Querido/a amigo/a Católico/a, quien nos justifica ante Dios Padre no son nuestras obras, ni siquiera nuestras "confesiones de pecados". Quien nos justifica ante el Eterno Dios es el sacrificio redentor de Cristo, apropiado (hecho propio) para nuestra vida por medio de la Fe en Él. Si este paso de fe que hemos dado ha sido realmente honesto y sincero, y la regeneración espiritual en Cristo te ha convertido en NUEVA CRIATURA, hijo de Dios por Su gracia (Juan 1:11-13), no existe NADA que pueda arrebatarte esa Justificación. Como Dios ha prometido, ya has sido "sellado con el Espíritu Santo de la promesa". (este último párrafo no ha sido incluido en el comentario de Hernández, como tampoco fueron mencionados o citados ninguno de los textos bíblicos compartidos en el artículo)

JH

Para Sapia, y para muchos protestantes, PECAR NO ES PROBLEMA: La justificación recibida una vez, no se pierde, por muchos pecados que se cometan. Y así, caso solucionado: Basta ponerse bien con Dios una vez en la vida, quedar justificado, y si se vuelve a pecar, ya no hay problema, porque en teoría, la justificación no se pierde....

¿Pero qué dice la Biblia al respecto? Primeramente, la Biblia nos presenta ejemplos, donde hubo quienes tenían la Gracia y la perdieron: los ángeles caídos, nuestros primeros padres, Judas Iscariote y el propio San Pedro cuando negó a Cristo.

Jesús Hernández no comprende el resultado pleno que produce la Justificación en Cristo sobre la vida de una persona, y la única respuesta que se me ocurre para indicar una causa es porque no lo ha vivido. De lo contrario no puede decir las cosas que dice sobre ello. Que el hijo de Dios (Juan 1:11-13) justificado en Cristo no pierda su filiación divina por causa del pecado no significa por ello que peque libertinamente, tal como realizaba en su anterior vida espiritual, como si la Justificación fuera un trámite, o un rito de aspersión de agua, en donde se "obtiene una credencial" pero sin que pasa NADA dentro de la persona... Si el Justificado en Cristo, hecho nueva criatura (2 Corintios 5:17) ha sido sellado con el Espíritu Santo de la promesa (Efesios 1:13) y hecho templo (morada) del Espíritu Santo (1 Corintios 5:19), entonces el pecado ya no se enseñoreará de él. Cuando somos justificados por la Fe (en Cristo) la paz para con Dios no la tenemos gracias a nuestro nivel de "santidad", sino por medio de (la sangre redentora) de Cristo...

«Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.

Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira (Romanos 5:1-19)

Respecto a quienes "tenían la Gracia y la perdieron", pues, ni los ángeles caídos ni Adán y Eva fueron creados "justificados en Cristo"; tampoco Judas vivía necesariamente en Gracia de Dios por el hecho de haber sido elegido entre los Doce para un determinado propósito. Y menos aún se puede afirmar que "Pedro perdió la Gracia de Dios" por negar a Jesús. ¿Dónde dice esto la Biblia?. Es una soberana y antojadiza suposición.

Lo que la Biblia si dice (como está escrito) es que a las ovejas de Cristo nadie las arrebatará de Su mano, ni de la mano del Padre (Juan 10:27-29) y que para alcanzar nuestra herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible que tenemos reservada en los cielos, estamos guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero (1 Pedro 1:3-5).

No sólo existe promesa de que a las ovejas de Cristo NADIE las arrebatará de Su mano, sino que esas ovejas no están "guardadas para alcanzar la herencia incorruptible" gracias a sus propios esfuerzos y merecimientos, sino gracias al poder de Dios mediante la Fe. Suponer que dicha herencia puede perderse es sencillamente menospreciar el poder de Dios.

JH II

¿Negar a Cristo no lo aparta a uno de la Gracia?... entonces probablemente Sapia considere que los musulmanes y ateos -que niegan a Cristo- tienen también la Gracia, sin importar dicha negación previa.

Hernández vuelve a mal utilizar la Escritura. Compara el resultante espiritual ante Dios del corazón de un Ateo o un Musulmán, con el episodio de la negación de Pedro a Cristo en la noche que cantó el gallo (Marcos 14:66). Una cosa es negar la deidad y autoridad redentora de Jesucristo, y otra es el desconocimiento a la persona de Jesús que Pedro alegó (por temor y cobardía), actitud que inmediatamente lloró amargamente (Marcos 14:72).

JH II

Es cierto que a las ovejas de Cristo nadie las arrebatará de Su mano, pero eso "Su mano", no es Su Gracia. En éste asunto considero señalar que estar En la Mano de Cristo, propiamente, corresponde según el criterio católico al SELLO SACRAMENTAL impuesto por el Bautismo, y posteriormente por la Confirmación. Dichos sellos precisamente no pueden ser borrados, y quienes fueron identificados como cristianos no dejan de serlo -aún cuando se condenaran-

O sea que, según Jesús Hernández, basado en la teología de la Iglesia Católica (supongo), afirma que en el Infierno habrá Cristianos... Sorprendente. No aclare que oscurece, dirían en mi pueblo.

JH

"Pero si el justo se aparta de su justicia y comete el mal, imitando todas las abominaciones que comete el malvado, ¿vivirá acaso? No, no quedará ya memoria de ninguna de las obras justas que había practicado, sino que, a causa de la infidelidad en que ha incurrido y del pecado que ha cometido, morirá." (Ezequiel 18:24)

"Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil.» (Mateo 26:41)

"Así pues, el que crea estar en pie, mire no caiga.» (1Corintios 10:12)

En el Antiguo Pacto el Pueblo de Dios era justificado por sus obras, directamente relacionado con el cumplimiento de la Ley. La libertad a la que los hijos de Dios fueron llamados en Cristo por medio de la Gracia es justamente lo que Pablo exhorta vivamente a NO PERDER en su carta a los Gálatas. El primer texto (Ez 18) no aplica.

JH II

Aquí señalo algo. Aunque la cita con fondo lavanda dice "Jesús Hernández" lo que viene ahí son textos bíblicos. En su respuesta, por lo tanto, Sapia responde a versículos bíblicos, no a "Jesús Hernández".

Hemos visto casos en los que los textos bíblico citados por Jesús Hernández no siempre son presentados con el correcto sentido que poseen en las Escrituras. Con lo cual, a veces “responder a un texto bíblico” puede ser el limitarse a colocarlo en el correcto sentido, y no necesariamente “a rebatirlo”, como pareciera querer ser presentado. En todo caso, Sapia responde al uso que Jesús Hernández hace de ciertos versículos bíblicos. Luego, cada cual evalúe.

JH II

La clave del asunto: Para Sapia la "salvación protestante" no es angustiosa precisamente porque no reconoce la Pérdida de la Gracia. En resumidas cuentas, el peor de los pecadores -pero creyente- tiene toda la Gracia necesaria y se salva, y por eso mismo no se "angustia", como Sapia supone a los fieles católicos

Habría que definir los alcances de las expresiones “peor de los pecadores” y “creyente” para poder entender correctamente el pensamiento de Hernández. Para el Cristianismo, un creyente “renacido en Cristo y sellado con el Espíritu Santo de la promesa” (Efesios 1:13) difícilmente pueda ser “el peor de los pecadores” (Gálatas 5:22 y Efesios 5:9). Tal como Jesús Hernández presenta su escenario, quedan en claro 2 cosas: 1) Que sigue sin comprender lo que en el artículo original se comenta, y 2) Habla de la “salvación protestante” cuando evidentemente no tiene la menor idea de lo que es y significa.

JH II

Vienen a continuación unas series de comentarios de Sapia acerca de la Justificación -como él la toma-, y por supuesto, no voy a entrar a discusiones sobre ello. Es "La Angustia de la Salvación Católica" el tema que me interesa, y estudiándolo, no encuentro motivos para sentirme "angustiado", sino esperanzado

Justamente, la angustia de la salvación católica (salvación conforme enseña la Iglesia de Roma), hunde sus raíces en la diferencia -respecto de la fe evangélica- de la interpretación de la forma en que la Justificación en Cristo ante Dios Padre es aplicada sobre la vida espiritual del pecador que, arrepentido, acepta a Jesús como su suficiente Salvador, haciéndolo Señor de su vida. Por eso considero de importancia los comentarios sobre la Justificación, que lamentablemente Hernández prefirió no publicar (ignorar) en su respuesta, junto con otros muchos otros comentarios del presente escrito.

 

(prosiguen respuestas de primera tanda)

La posibilidad de "caer en tentación" no significa posibilidad de perder la Salvación ni la Justificación en Cristo. Este texto (Mt 26) tampoco aplica. Al igual que el último de la serie (1 Cor 10), que se refiere a tropezar en el camino de la santidad, no necesariamente a perder la Salvación. Especialmente si tenemos en cuenta los versículos siguientes al que Hernández cita, y los relacionamos con el anteriormente citado de 1 Pedro 1:3-5:

"Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar." (1 Corintios 10:12-13)

"Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero." (1 Pedro 1:3-5)

JH

Bien dice el Concilio de Trento, que la justificación obtenida puede perderse, y se pierde, si se comete un pecado grave alejándose de la vida de la gracia.

Hablamos de lo que dice la Escritura, no lo que dicen los hombres. El Concilio anti-Reformista de Trento puede haber dicho lo que quiera, que no es equiparable en autoridad espiritual con lo que dice la Biblia.

JH

El sacrificio de Cristo no es un "cheque en blanco", con el cual, pecado cometido, pecado automáticamente perdonado, sin necesidad de más.

¿"automáticamente perdonado..."? Nunca nadie dijo eso. Hernández supone mal, y presenta hipótesis ajenas al sentido del artículo original, a pesar de que el punto es tratado claramente en el artículo que él critica. Allí dice:

«Por supuesto, esto [el efecto del Sello de Dios] no pretende significar que no debamos confesar nuestros pecados a Dios, con honesto arrepentimiento, y acudiendo al Trono de la Gracia por fortaleza para no volver a caer. Pero siempre confiados en que, si hemos pecado, abogado tenemos para con el Padre: Jesucristo (1 Juan 2:1).»

No existe NADA que pueda borrar el Sello puesto por Dios. Y esto también lo dice el apóstol Pablo a los Romanos:

JH

Sin duda alguna, DIOS PUEDE BORRAR su propio sello: La gracia no es un "sello" sino un estado. Se está en gracia, o no se está en gracia. La gracia no es comprada, de modo que "no se nos pueda quitar". La gracia se gana y se pierde, y de ahí la exhortación de Cristo "velad y orad para que no caigáis en tentación".

Nunca se dijo que la Gracia sea un "sello".

En el texto precedente parece que existiera una contradicción en los dichos de Hernández: por un lado afirma (correctamente) que "la gracia [de Dios] no es comprada", pero luego dice que se GANA y se pierde. Algo que se GANA es porque se merece, y si la GRACIA es un REGALO, pues, los REGALOS no se ganan ni se merecen, los regalos se reciben gratuitamente. Como dice el apóstol Pablo: "Si por gracia, ya no es por obras...."

"Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia. Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra." (Romanos 11:5-6)

Por supuesto, esto no pretende significar que no debamos confesar nuestros pecados a Dios, con honesto arrepentimiento, y acudiendo al Trono de la Gracia por fortaleza para no volver a caer. Pero siempre confiados en que, si hemos pecado, abogado tenemos para con el Padre: Jesucristo (1 Juan 2:1). (Este último párrafo fue omitido en el escrito de Hernández)

JH

Pero, si tenemos un "sello imborrable", la lógica exige que el arrepentimiento sea INNECESARIO. Aparece aquí una de las muchas contradicciones protestantes: ¿Hace falta o no hace falta el arrepentimiento? ¿Basta la fe, o se requiere arrepentimiento? Si no se nos puede borrar la justificación, ¿Para qué perder el tiempo arrepintiéndose?

Sólo se puede expresar así alguien que habla de lo que no ha vivido. Aplica un dudosa lógica para concluir en algo irreal. Y llama a esto una "contradicción protestante". Mezcla "fe" con "arrepentimiento" en menesteres heterogéneos.

Hernández dice: "Si no se nos puede borrar la justificación, ¿Para qué perder el tiempo arrepintiéndose?" Se lo respondo con un ejemplo: Aún aunque mi padre (terrenal, de sangre) no me echará de su casa, igualmente cuando le desobedezco y hago algo "malo", sin duda acudo a él y le pido perdón... De la misma manera, nuestro Padre Celestial recibe nuestro arrepentimiento y nuestro pedido de perdón al pecado cometido, aunque nunca estuvo en Sus planes el quitarnos la Justificación en Cristo.

Si has aceptado la enseñanza de la Iglesia Católica Romana, sabes que ya no podrás estar seguro/a de tu destino eterno, aunque te esfuerces por ser fielmente obediente a sus imposiciones y enseñanzas. SIEMPRE existirá la posibilidad de que, conforme al "método de salvación" que la Iglesia Católica enseña, te falten esos segundos de paz para confesar a Dios tus últimos pecados cometidos, requisito sin el cual tu/s pecado/s mortal/es permanecerán en tu vida (privándote de la necesaria Gracia Santificante), gracias a lo cual tu destino eterno quedará sellado: el Infierno.

JH

Seguro de su destino no está nadie, a menos que Dios se lo haya revelado ex-profeso. La Biblia no dice que cualquiera puede estar seguro de ser salvo. La verdadera vida cristiana consiste más que en simplemente creerse "marcado por un sello imborrable", y despreocuparse de ahí en adelante. La Iglesia proporciona suficientes "armas" para estar en paz con Dios y dispuesto a someterse a Su Voluntad (y no a la de la Iglesia, sr. Sapia).

"Seguro de su destino no está nadie, a menos que Dios se lo haya revelado ex-profeso"
A ciertas personas, Dios se lo ha revelado en la Escritura: "El que tiene al Hijo, tiene la vida.." (1 Juan 5:12) "Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna.." (1 Juan 5:13) "Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.." (Juan 11:25) "habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria" (Efesios 1:13-14) "Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero." (1 Pedro 1:3-5) etc.

"Cualquiera" no puede estar seguro de ser salvo. De eso no caben dudas.

El Cristiano no "se cree" marcado por un sello. Se SABE sellado con el Espíritu Santo, conforme a la promesa de Dios registrada en Efesios 1:13.

JH II

Aquí Sapia cae en una actitud que ya he tenido oportunidad de anotar. Líneas antes, me acusó a mí de hacer una "imprudente generalización". Pero ahora ES ÉL QUIEN HACE LA GENERALIZACIÓN, diciendo que "el cristiano se SABE sellado", como si todos los divididos evangélicos del mundo "supieran" eso, y se lo hubieran hecho saber al sr. Sapia. Supongo que él tiene derecho de hacer imprudentes generalizaciones, pero yo no.

Respecto a la sorpresa exteriorizada por Jesús Hernández acerca de que el Cristiano se sabe sellado con el Espíritu Santo de la promesa, pues, no es algo que yo diga, sino que lo dice la Biblia, tal como fue citado anteriormente:  "habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria" (Efesios 1:13-14)  Con lo cual, yo le creo a la Biblia (quién sería la que hace la generalización). Evidentemente Jesús Hernández no.

JH II

Más aún: Es incorrecto lo que dice, no es "el cristiano" el que se SABE sellado, será el protestante quien lo hace, porque yo -cristiano como soy-, no juzgo antes de tiempo tales cosas (1Corintios 4:4-5): Cierto que mi conciencia nada me reprocha; mas no por eso quedo justificado. Mi juez es el Señor. Así que, no juzguéis nada antes de tiempo hasta que venga el Señor.

¿Podría acaso ser útil este texto, citado por Hernández, como refutación de lo que el mismo Pablo (el mismo hagiógrafo de ambos textos) enseñó a los efesios en Efesios 1:13-14? Por supuesto que no. Lo que Hernández no llega a entender es que una cosa es QUE ALGUIEN SE CREA CON DERECHO A JUZGAR LA CONDICIÓN ESPIRITUAL DE LAS PERSONAS, que es lo que Pablo advierte en 1 Corintios 4 (ya que el único Juez es Dios) y otra muy diferente es aceptar y creer la verdad bíblica que asegura que todo hijo de Dios es sellado con el Espíritu Santo de la promesa (Efesios 1:13-14).

 

(prosiguen respuestas de primera tanda)

Para "estar en paz con Dios" la Iglesia Católica Romana proporciona variados métodos, todos ellos "clero-dependientes". En cambio, para "estar en paz con Dios", el apóstol Pablo nos enseña que Dios ha proporcionado a Cristo, para ser justificados a través de Él, por la fe: "Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo" (Romanos 5:1)

Por lo demás, es de demostración innecesaria el hecho que el católico está sujeto a la voluntad de la Jerarquía de su Iglesia (Catecismo N° 88; Papa Bonifacio VIII - Bula "Unam Sanctam"; Concilio Vaticano II - Capítulo III - "Constitución Jerárquica de la Iglesia" - Punto 25; Código de Derecho Canónico 212:1; entre otras fuentes).

Anhelo que apliques al tema una reflexión objetiva.
El Evangelio de Dios te ha sido predicado, y ya no podrás presumir de Su ignorancia.

JH

Pues... ¿Quién en sus cabales "presumiría de su ignorancia"???
Ah, el sr. Sapia no se conforma con hablar de la ANGUSTIA de los católicos, sino que también de sus "presunciones".

La misma Iglesia Católica enseña que podría ser exculpatorio de condenación espiritual el hecho de haber desconocido el Evangelio de Cristo (CIC Nro. 1260), y -según afirma la Iglesia de Roma, claro- estas personas podrían llegar igualmente a ser salvas. En este sentido, habiéndoseles oportunamente predicado el Evangelio, no podrán, pues, argumentar dicha ignorancia (desconocimiento) como una razón exculpatoria.

JH II

Me gustaría extenderme sobre el tema, pero sinceramente no encuentro tela de dónde cortar. No hay ninguna Angustia en ningún Proceso de Salvación, de manera que sinceramente, no acabo de ver CUÁL ES EL MENSAJE CENTRAL de este artículo que Sapia considera lo suficientemente importante, como para responder a quienes lo comenten -como es el caso-.

Y por eso mismo, reitero: El cristiano debe afrontar la Salvación con las TRES virtudes teologales: Fe, Esperanza y Caridad.

Es evidente que Jesús Hernández, como él mismo reconoce, no acaba de ver CUAL ES EL MENSAJE CENTRAL del artículo original. Queda registrado en sus comentarios y respuestas, las cuales en su 90% no aplican al tema desarrollado. De todas maneras consideré de alguna utilidad el exponer sus opiniones, habida cuenta de que otros católicos podrían también compartirlas. 

Y.. por cierto, El Cristiano no debe afrontar la Salvación con “virtudes”, sino CON CRISTO EN EL CORAZÓN. Lo demás (fruto del Espíritu) será añadidura.

 

Conclusión

El comentario ofrecido por Jesús Hernández giró en torno al desarrollo de una serie de argumentos que resultaron infructuosos a la hora de demostrar los "errores sutiles y engañadores", denunciados al comienzo de su exposición, hecho que viene, pues, a confirmar la verosimilitud del contenido del artículo comentado.

 

Bendiciones en Cristo

Daniel Sapia

Marzo y Octubre 2005

 

Posteriormente a mi último comentario, Jesús Hernández ha elaborado una nueva -aunque sesgada- respuesta. Insiste con comentarios que siguen sin afectar al núcleo del tema tratado, que "dije pero no dije" y otras cosas que son de costumbre. Yo creo que nuevas respuestas nada agregarían al tema. Lo expuesto hasta aquí -aún en demasía- lo considero por demás suficiente, incluso como respuesta vigente a los últimos comentarios de Jesús Hernández. Me queda por concluir que la insistencia de mi comentarista sólo responde a su falta de comprensión del tema innegable que el artículo expone.

 


 

NOTAS:

[1] "31. ¿Por qué el pecado grave se llama mortal? El pecado grave se llama mortal porque separa de Dios haciendo perder la gracia santificante, que es la vida del alma." Tomado del portal católico ACIPRENSA.

«Algunos distinguen entre el pecado grave y el pecado mortal. Pero ha dicho el Papa Juan Pablo II: «el pecado grave se identifica prácticamente en la doctrina y en la acción pastoral de la Iglesia con el pecado mortal... La triple distinción de los pecados en veniales, graves y mortales, podría poner de relieve una gradación en los pecados graves. Pero queda siempre firme el principio de que la distinción esencial y decisiva está entre el pecado que destruye la caridad y el pecado que no mata la vida sobrenatural: entre la vida y la muerte no existe una vida intermedia..» (JUAN PABLO II: Reconciliación y Penitencia, nº 17. Revista ECCLESIA, 2204 (5-I-85)29s) Jorge Loring

[2] "24. Más si alguno muere en pecado mortal sin penitencia, sin género de dudas es perpetuamente atormentado por los ardores del infierno" (Denzinger 457)

"Enseña la Iglesia Romana que las almas de aquellos que salen del mundo en pecado mortal o sólo con el pecado original, bajan inmediatamente al infierno, para ser, sin embargo, castigados con penas diferentes en lugares diferentes" (Denzinger 493a, 693)

«El pecado mortal se llama mortal porque es la muerte "espiritual " del alma ( separación de Dios ). Si estamos en un estado de gracia nos hace perder esta vida sobrenatural. Si morimos sin arrepentirnos, lo perdemos a Él por la eternidad. Sin embargo, si volvemos nuestro corazón a Él y recibimos el Sacramento de la Penitencia, nuestra amistad con Él queda restaurada. A los católicos no les está permitido recibir la Comunión si tienen pecados mortales sin confesar .» Tomado del portal católico EWTN

«Pecado Mortal: separa a la persona de la amistad con Dios o intensifica el alejamiento que la persona ya tiene. Implica un pecado grave que se hace con suficiente conocimiento y libertad; la consecuencia es la perdida de la gracia santificante y la participación de la vida divina que Cristo nos mereció. Además pierde todos los méritos adquiridos por los actos buenos realizados anteriormente y deja de ser heredero del Reino. Morir así es enfrentarse con el juicio de Dios y con la separación eterna de Dios = Infierno.» Tomado del portal católico CORAZONES

[3] La obligación del Domingo "El mandamiento de la Iglesia determina y precisa la ley del Señor: "El domingo y las demás fiestas de precepto los fieles tienen obligación de participar en la Misa" (CIC, can. 1247). "Cumple el precepto de participar en la Misa quien asiste a ella, dondequiera que se celebre en un rito católico, tanto el día de la fiesta como el día anterior por la tarde" (CIC, can. 1248,1)" (Catecismo N° 2180)

"La eucaristía del Domingo fundamenta y ratifica toda la práctica cristiana. Por eso los fieles están obligados a participar en la eucaristía los días de precepto, a no ser que estén excusados por una razón seria (por ejemplo, enfermedad, el cuidado de niños pequeños) o dispensados por su pastor propio (cf CIC, can. 1245). Los que deliberadamente faltan a esta obligación cometen un pecado grave." (Catecismo N° 2181)

«¿POR QUE DEBEMOS PARTICIPAR EN LA SANTA MISA?
Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 2177 - 2183

El tercer mandamiento, "Santificarás las fiestas", nos llamar a honrar a Dios con las obras de culto en los días festivos de precepto. Por tanto, no participar en la Misa por culpa propia constituye un pecado grave, un pecado mortal, y para obtener el perdón es necesario acercarse al sacramento de la Confesión.» Tomado del portal católico Agenzia Fides

[4] "El que quiere obtener la reconciliación con Dios y con la Iglesia debe confesar al sacerdote todos los pecados graves que no ha confesado aún y de los que se acuerda tras examinar cuidadosamente su conciencia." (Catecismo  N° 1493)

«Sólo los sacerdotes que han recibido de la autoridad de la Iglesia la facultad de absolver pueden ordinariamente perdonar los pecados en nombre de Cristo.» (Catecismo N° 1495)

[5] "...Porque aunque sea la absolución del sacerdote comunicación de ajeno beneficio; sin embargo no es solo un mero ministerio o de anunciar el Evangelio, o de declarar que los pecados están perdonados; sino que es a manera de un acto judicial, en el que pronuncia el sacerdote la sentencia como juez.." (Concilio de Trento, Sesión XIV, Cap.VI)

[6] "El pecado mortal es una posibilidad radical de la libertad humana contra el amor. Entraña la pérdida de la caridad y la privación de la gracia santificante, es decir, del estado de gracia. Si no es eliminado por el arrepentimiento y el perdón de Dios, causa la exclusión del Reino de Cristo y la muerte eterna del infierno; de modo que nuestra libertad tiene poder de hacer elecciones para siempre, sin retorno. Sin embargo, aunque  podamos juzgar que un acto es en sí una falta grave, el juicio sobre las personas debemos confiarlo a la justicia y a la misericordia de Dios." (Catecismo 1861)

[7] "El Magisterio de la Iglesia ejerce plenamente la autoridad que tiene de Cristo cuando define dogmas, es decir, cuando propone, de una forma que obliga al pueblo cristiano a una adhesión irrevocable de fe, verdades contenidas en la Revelación divina o también cuando propone de manera definitiva verdades que tienen con ellas un vínculo necesario." (Catecismo N° 88)

"Los fieles, conscientes de su propia responsabilidad, están obligados a seguir, por obediencia cristiana, todo aquello que los Pastores sagrados, en cuanto representantes de Cristo, declaran como maestros de la fe o establecen como rectores de la Iglesia" (Código de Derecho Canónico 212:1)

"Los fieles, por su parte, tienen obligación de aceptar y adherirse con religiosa sumisión del espíritu al parecer de su Obispo, en materias de fe y de costumbres, cuando él lo expone en nombre de Cristo. Esta religiosa sumisión de voluntad y entendimiento de modo particular se debe al magisterio auténtico del Romano Pontífice, aun cuando no hable ex cathedra.." (Concilio Vaticano II, Cap. III "Constitución Jerárquica de la Iglesia", N° 25 )

[8] Jesús Hernández: "El sacerdote no nos juzga, pues ese no es su papel." Concilio de Trento: «Si alguno dijere, que la Absolución sacramental que da el sacerdote, no es un acto judicial, ...sea excomulgado.» (Canon IX)

 

 

Daniel Sapia - "Conoceréis la Verdad"

Apologética Cristiana - ® desde Junio 2000

http://www.conocereislaverdad.org