¿ Qué es la Cena del Señor ?
por Guillermo Hernández Agüero

( "Conoceréis la Verdad"  agradece el aporte de este estudio )

 

En las distintas denominaciones la Cena del Señor es guardada bajo distintos nombres: Eucaristía, Cena del Señor, Santa Cena y Misa. Algunos lo toman solamente como un símbolo, pero otros como un Sacramento más que apreciado. Hay pocas referencias a la Cena del Señor que están en forma explícita, y es primordial recuperar su significado.

El Nuevo Testamento nos muestra evidencias de que la Cena del Señor era el pilar de casi todo el culto entre los primeros cristianos y era guardada como una comida íntegra (Hechos 2:42; 20:7-11; 1°Corintios 11:20, etc)

Frank Stagg, en su libro, “Teología del Nuevo Testamento” (Casa Bautista de Publicaciones) menciona que: La Cena del Señor aparece en el Nuevo Testamento solo en 1° Corintios 11:20 y aún allí se discute en cuanto a su significado."  (Pag. 235)

Es muy posible que Pablo les indicase a los Corintios, que aunque ellos se reunieran y que a su rito le llamasen "Cena del Señor", no era tal, ya que en realidad, violaban su sentido fundamental.

Una expresión que se utiliza en la Cena del Señor es la frase “El partimiento del pan”. Este concepto fue utilizado para describir la cena, la comida diaria por los primeros creyentes, ya que el partimiento del pan era el símbolo de que la cena estaba por iniciarse.

“«Pablo dice:”El pan que partimos.”» (1° Corintios 10:16)

Frank Stagg, en el libro mencionado anteriormente, hace el siguiente comentario: “Los manuscritos posteriores dieron lugar a la enseñanza errónea de que la Cena del Señor retrata el cuerpo quebrantado de Jesús. La lectura correcta  en 1° Corintios 11:24, confirmada por manuscritos de los siglos III y IV, dice simplemente: “Este es mi cuerpo por vosotros”. Manuscritos posteriores  lamentablemente agregaron tanto “entregado (dado)” o “quebrantado”."

El partimiento del pan, no significa que el pan es quebrado en muchos pedazos; la idea de esto, es que muchas personas participan del mismo pan, es decir, que todos los creyentes comparten del mismo Señor Jesucristo.

 

Comunión

Otro termino, es la palabra “Comunión”. Esta palabra viene del griego “Koinonia”. La traducción habitual suele ser fraternidad, compartir, comunión y participación. “Es aquello que dos o más tienen en común”, y según el Nuevo Testamento: "La vida compartida en Cristo".

En 1° Corintios 10:16: ”La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?”

¿Cuál es la preocupación que quiere advertir Pablo con estas preguntas?

Uno de los problemas que se veía en la Iglesia de Corinto, al parecer, era la participación de creyentes en fiestas paganas. Pablo, en sus cartas, exclamaba fuertemente que la comunión de un cristiano es con su Señor Jesucristo y no como los paganos que buscaban comunión con sus dioses: “Antes digo que aquello que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagáis partícipes con los demonios.” (1° Corintios 10:20)

Entonces, la Cena del Señor es una comunión (Koinonia) con Él, es decir, es una fraternidad de creyentes en Cristo y con Cristo. Cristo esta presente en verdad  con y en sus pueblo, es una comunión los unos con los otros en Cristo. Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo, pues todos participamos de aquel mismo pan (1° Corintios 10:17)

La idea central de todo esto, está en que los creyentes deben comer juntos como cuerpo de Cristo, es decir, deben esperarse unos a otros. Esto se expone más en los versos de 1° Corintios 11:21-34.

El término que más se utiliza para la Cena del Señor es “Eucaristía”. En el Nuevo Testamento se refiere a “una acción de gracias”. La frase “dar gracia” (eukaristesas) es usada en forma intercambiable con la palabra “bendición” (eulogesas). En el caso del evangelio de Marcos, a Jesús lo detalla bendiciendo (eulogesas) el pan y dando gracias (eukaristesa) por la copa (Marcos 14:22-25).

En 1° Corintios 10:16 la expresión “la copa de bendición que bendecimos”, Pablo la invierte  en 1° Corintios 11:24 y describe a Jesús dando “gracias” por el pan.

En la descripción de Lucas en su evangelio, a Jesús lo detalla  “dando gracias” (eukaristesa)  tanto por el pan como la copa. En las comunidades judías, cada comida tenía un significado religioso, y para ellos el dar gracias o la bendición era una practica común. Para finalizar esta parte, podemos concluir, que para describir la Cena del Señor no había un concepto absoluto, ni siquiera para la frase de “Cena del Señor”

 Con respecto al relato que el Nuevo Testamento nos da de la Cena del Señor, debemos compararlo  con la observancia que los judíos tenían de la Pascua. Jesús comió la cena de la Pascua con sus discípulos y durante esa comida estableció la Cena del Señor, por lo tanto a través de esta cena (de Pascua) podemos comprender la Cena del Señor.

 

¿Qué representaba la Pascua?

 La Pascua era una conmemoración de la liberación de la esclavitud y a la vez un símbolo del pacto de Dios con los judíos, y también la espera del Mesías. Por lo tanto, por el acto de establecer la Cena en relación con la fiesta de la Pascua, el Señor sustituyó el cumplimiento de la Pascua por la observancia de la Cena del Señor; significando  la aceptación del Nuevo Pacto sellado en la cruz  por la sangre de Cristo y una conmemoración de su  muerte. 

Como dijo un teólogo, “La cena es más que un acto en memoria, pero es eso”

Los judíos celebraban  el poderoso acto de Dios en que los liberó del yugo egipcio a través de la Pascua, en cambio, la Cena que instituyó el Señor se orienta hacia la nueva salida (éxodo), que es la liberación del pecado y por ende de la muerte, que se cumplió en la cruz con el derramamiento de la preciosa sangre de nuestro Señor.

La Cena del Señor, en cierto sentido, era y es una eucaristía, es decir una acción de gracias a Dios  por la salvación total de los creyentes, así como ocurrió en el éxodo de Egipto.

Según la Mishnah, en la comida Pascual, los judíos al participar de ella  estaban forzados a imaginar en si mismo como si estuvieran siendo liberados de Egipto. (P´sachim, x, 5b). Por lo tanto los judíos cristianos, seguramente enseñados desde pequeños, según la Mishnah, tuvieren poca dificultad para entender el verse a si mismo como liberados por el gran sacrificio que el Señor Jesús hizo.

 

"Esto es mi cuerpo..."

Estas palabras que el Señor dijo han sido de mucha controversia y mala utilización. Sin duda Jesucristo hacía una doble observación a su propio cuerpo que seria entregado como sacrificio en la cruz del Calvario, y a su cuerpo como la iglesia en su sentido más amplio. Jesús jamás enseño a sus discípulos sobre la transubstanciación, de que el pan literal se convirtiera en su cuerpo, y esto, en  ninguna parte del Nuevo Testamento.

Lo que nuestro Señor hizo cuando sostenía en sus manos el pan, fue simbolizar la encarnación de su cuerpo, que seria entregado por los hombre en sacrificio en el Gólgota, pero también llegaría a simbolizar su más amplia encarnación, la “iglesia”.

Pablo, cuando les escribió la primera carta a los Corintios al introducir al problema de la Cena del Señor, les quiere llevar en relación con el significado de la Koinonía al expresar y afirmar a la unidad del pueblo de Cristo.

Pablo les escribe: “... El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?(1 Cor. 10:16) y en el verso 17 del mismo capitulo dice:”Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo, pues todos participamos de aquel mismo pan”. Este pan es Cristo, es decir Jesús manifestado en la comunión de la iglesia (los creyentes), no en el pan literal.

El problema de los hermanos de Corinto, era, su desunión, aun cuando ellos pretendieran observar la Cena del Señor, Pablo se los hace ver a través de esta carta explicando cual es el verdadero significado.

La Cena del señor es una comunión no en el sentido de que el pan y el vino, en si mismo corporizan a Cristo y que puedan comunicar a Cristo a las personas. Pero, expresamente enseña en el Nuevo Testamento una Koinonía, La fraternidad de los hijos de Dios, los unos con los otros, y en Cristo.

Si bien es cierto los elementos el pan y el vino son símbolos que representan el cuerpo y la sangre de nuestro Señor, pero la comunión (Koinonía) no es un símbolo; es la participación en la sangre, la vida entregada y el cuerpo que es el pueblo de Cristo.

Cristo triunfó en la cruz en el lugar llamado Gólgota, y lo que hace la Cena del Señor es que el que es recordado como triunfante también está presente en su pueblo. Y que no solo mira hacia un hecho avistando hacia el pasado y el presente en su concepción de la presencia de Cristo en su cuerpo; sino, que mira hacia adelante a su venida, en la plenitud de su reino (Mt 26:29; 1Cor. 11:26)

 

¿ Qué enseña la Iglesia Católica ?

La Iglesia Católica enseña que la eucaristía o la Cena del Señor, es la parte central de la misa, en la que el pan y el vino, por un milagro a través del sacerdote en el momento en que estos son consagrados, se transforman literalmente en sus sustancias en el cuerpo y la sangre de Cristo.

 Tomás de Aquino, considerado como uno de los grandes doctores en teología de la Iglesia Católica, enseña que el  cuerpo de Jesucristo no viene al pan por traslación local, ya que no deja el cielo, sino que utilizando la filosofía Aristotélica, dice que es por cambio de la sustancia del pan en su cuerpo. De esto nace el concepto de transubstanciación que fue usada ya en el Concilio IV de Letrán, en el año 1215 (según Denzinger 802).

El Concilio de Letrán manejó la palabra Apariencia, en vez de accidente, que es la parte material o físico-química de un elemento.

El mismo Papa Pablo VI, manifestó que la transubstanciación significa un cambio “óntico”, es decir no fisico..., que el pan y el vino retienen sus propiedades físico-química, pero que a cambiado su entidad sustancial. El principio de todo esto, es basada en la filosofía Aristotélica y en consecuencia es pura abstracción.

Los accidentes o apariencia, son los elementos que pueden advertirse por medio de los cinco sentidos, como sabor, color, tamaño, etc.

En cambio, la sustancia  mantiene los accidentes en la existencia ya que estos por si mismo no existen, como por ejemplo el color. Pero si, es  afectada por estos recibiendo forma y propiedades a través de ellos.

Según la Iglesia Católica, la sustancia del cuerpo de Cristo no es afectada por los accidentes del pan, pero los sustenta. Por lo tanto todo el cuerpo de Cristo está entero  bajo la oblea entera, y todo el cuerpo de Cristo está también entero bajo cada una de las partículas de la misma oblea (victima). De la misma manera ha de mantenerse en el vino.

La Iglesia Católica también enseña, que cuando el pan y el vino (sus accidentes) son digeridos bioquímicamente, Jesucristo se ausenta literalmente del estómago del comulgante, y por supuesto los accidentes continúan  el rumbo que le corresponde a la nueva sustancia originada en el proceso de la digestión.

El problema es, ¿De donde viene la nueva sustancia que antes no existía? 

Otro ejemplo, si el vino consagrado se transforma en vinagre, entonces desaparece corporalmente Jesús de ellos, apareciendo la sustancia del vinagre. ¿De donde viene esta nueva sustancia?

Claro, Tomás de Aquino nos dice que Dios crea la nueva sustancia  para la nueva situación, pero desde el punto de vista de la física esto es absurdo.

La Iglesia Católica se basa en el capitulo 6:51-58 del Evangelio de Juan para declarar el anticipado anuncio de la institución del sacramento de la eucaristía como la transubstanciación.

La Iglesia Católica dice que los versos del evangelio de Juan 6 (51-58) no se pueden interpretar en forma metafórica y que de acuerdo a la reacción de los oyentes Él no reparó a los que se fueron.

Pero, la cuestión aquí no se trata si es literal o metafórico, sino, que se refiere a que es simbólico, es decir de asimilar a Cristo por la fe, esto es lo que permite el texto. Compárese los versos 37, 47 con el 54. Con respecto a lo otro, mas adelante en el texto, nuestro Señor Jesucristo corrigió en el versículo 63 a sus discípulos la mala comprensión de sus expresiones “El espíritu es el que da vida; la carne  para nada aprovecha; las palabras que yo he hablado son espíritu y son vida”

Con respecto a los discípulos que se fueron desde ese entonces, la razón es muy sencilla, Jesús sabía que muchos de ellos no le  comprenderían  por que no estaban dispuesto a creer. Jesús sabia  desde el principio que algunos de sus pretendidos seguidores no creían en el. La incapacidad no residía tanto en su incapacidad como en su mala disposición (64). Jesús les dijo que la capacidad de venir a Él solo puede ser recibida de Dios el Padre.

Entonces estas palabras de nuestro Señor Jesucristo resultaron tan desagradables para muchos de los que le lo habían seguido que ahora le estaban abandonado. Ellos pensaban que llegar a Jesús dependía de ellos, que podían ganar o merecer la salvación. Estos nunca habían sido verdaderos creyentes. Si habían seguido a Jesús, era no por un verdadero amor por Él, sino por otros motivos o razones. En cambio los apóstoles creyeron en Él, especialmente Pedro, donde reconoce que Él es el Hijo de Dios y en los versos 68 y 69 involucra a los otros apóstoles.

 

La palabra "Carne"

 Por otro lado, no siempre La palabra "carne" (Gr. Sarx) tiene un significado literal.

 Por ejemplo, Jesús dijo: "Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás; porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos" (Mat. 16:17).

Con respecto a la carne aquí, Jesús se refiere a la naturaleza humana e inteligencia de Pedro y no a la carne literal.

En el Nuevo Testamento la palabra sarx (carne), es empleada para describir a toda  persona humana  en su alejamiento de Dios o en su debilidad, puede ser  también en sus pensamientos, sentimientos, etc.  Y también en su naturaleza

Pablo escribe: “revelar su hijo en mi, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté enseguida con carne y sangre” (Gal. 1:16). Pablo simplemente esta diciendo que no consulto  con ninguna persona, por lo tanto sería absurdo que consultara a la carne o sangre literalmente.

En Romanos 8:1-10, el Apóstol dice: "Porque los que viven conforme a la carne, de las cosas que son de la carne se ocupan; mas los que conforme al Espíritu, de las cosas del espíritu. Porque la intención de la carne es muerte; mas la intención del espíritu, vida y paz; por cuanto la intención de la carne es enemistad contra Dios; porque no se sujeta a la ley de Dios ni tampoco puede. Así que, los que están en la carne no pueden agradar a Dios. Mas vosotros no estáis en la carne, sino en el espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de El" (vs. 5-9).

Esto es un contraste entre todo hombre que vive apartado de Dios y todo hombre que vive en comunión con Dios.

 En estos pasaje tenemos abundantes evidencias de que la palabra "sarx" no se usa siempre en sentido literal, sino muchas veces en sentido figurado o simbólico.

De la misma manera se usa  "sangre" como figura  de la vida natural. Por ejemplo: "Porque la vida de la carne en la sangre está; y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona. . . porque la vida de toda carne es su sangre" (Lev. 17:11, 14).

Y por las palabras "comer mi carne" y "beber mi sangre", el Señor hablaba de creer en Él. Es decir, todos los que creen serán resucitados en el día final. La carne y la sangre de Jesús es verdadera bebida.  En contraste con el alimento y la bebida  de este mundo, que solo es temporal. Por lo tanto el valor del sacrificio de su muerte en la cruz jamás se caduca. Cuando aceptamos al Señor como nuestro único Redentor, Él viene a nuestras vidas, y lo asimilamos en nuestro mismo ser,  formando parte de nosotros como alimento espiritual, viniendo a nuestra vida en la que siempre permanecerá y nosotros perpetuamente en Él.

Comparemos en el capitulo de Juan 6 los versos 40 y 54:

40  Y esta es la voluntad del que me ha enviado: que todo aquél que ve al Hijo y cree en él  tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día final

"54 El que come mi carne y bebe mi sangre  tiene vida eterna, y yo le resucitaré en el día final

Como se puede observar, la expresión figurada en la cual enseña que Él mismo es la fuente de la vida eterna para todo los que creen (Juan 6:47), pude verse en estos pasajes paralelos del capitulo 6 de Juan.

Con respecto a los textos que se encuentran en Mateo 26:26-29; Lucas 22:19-20; Marcos 14:22-25 incluyendo 1era Corintios 11:23-26, sería ridículo pensar que cuando Jesús dijo, al dar gracias en la Última Cena “Esto es mi cuerpo”, que el pan se transformara en la carne de Jesús. Si esto fuera así,  entonces hubiese habido en ese instante  dos cuerpos presente de Cristo, lo cual esto es totalmente absurdo. Porque se tendría que decir que en realidad el sacrificio cruento de Jesús en la cruz sería la repetición y no el sacrificio incruento que ya se había hecho, lo que también es absurdo. Por esta misma razón de esto último es que Jesús se refería a su carne en el pan en forma simbólica y no literal.

Jesucristo agrega más adelante “Haced esto en memoria de mi”. Con esto lo que hacía era que sus discípulos comprendieran que el pan era para recordar su muerte y su venida, pero no que Él estuviese presente en el pan literal, aunque está presente en la comunión (koinonía) de todos los creyentes.

La Iglesia Católica en su nueva teología, trata de presentar a la misa como un memorial en primer lugar, es decir que en la Última Cena, el Señor hizo ya presente el sacrificio de su vida. Parece que esto fuera un cambio intrascendente, pero el Nuevo Testamento nos aporta en los versos de Lucas 22:19 y 1era Corintio 11:24,25 la palabra griega «anámnesis» cuyo significado real es «recuerdo» (no memorial como tratan de enseñar algunos sacerdotes en algunas paginas Web, ahora ellos se consideran expertos en griego después que todo lo hacían en latín)  que enfatiza el papel de la fe  sola como medio de mirar hacia el Calvario, en cambio la palabra «mnemósynon» que no aparece en la Biblia en ninguno de los texto relacionados con la Santa Cena,  significa «memorial». Este término, expresa el concepto de algo externo, sacralizado, que obra en virtud  del mismo rito  sin olvidar  el sentido sacrificial  que el término memorial comporta. Esto no es lo mismo que recuerdo.

Pablo, en la carta a los Corintios (1era  Corintio 11:27), a los elementos pan y vino los llama simplemente pan y vino (partían el pan), aun después de la consagración.

 

¿ Y qué de nuestros sentidos ?

Con respecto a los sentidos que Dios nos ha dado, la vista, el olfato, el tacto, el gusto y el oído, nos ha bendecido con esto para que los usemos y no seamos engañados. Los discípulos creyeron  en el milagro de la resurrección de nuestro Señor,  porque ellos lo vieron, lo palparon, lo escucharon, comieron con Él, utilizaron casi todo los sentidos e inclusive cuando el ascendió a los cielos, por lo tanto ellos, de esa manera, podían dar testimonio.

Nuestro Señor Jesucristo jamás  hizo un milagro en las que las personas no pudieran cerciorarse con sus propios sentidos sin dejar lugar a dudas. Cuando Jesús resucitó a Lázaro, todo el mundo vió el milagro. Cuando convirtió el agua en vino, literalmente  se convirtió en vino sin lugar a duda (no que la sustancia del agua se transforme en vino).

¿DIOS PODRÍA CAMBIAR EL PAN EN EL CUERPO DE CRISTO?

Claro que sí, pero el pan cambiaría de tal manera que permitiría ver que el pan deja de ser lo que es. Si no es así, entonces ¿para que Dios nos creo con nuestros sentidos aparte de usarlos en nuestra vida diaria?.

En el caso del supuesto milagro de  la hostia, nuestro sentido nos dice que este elemento sigue siendo el mismo pan y que nuestra vista y cualquiera de nuestros sentidos no perciben el supuesto milagro en la sustancia. Nuestra Fe no es ciega.

 ¿Cómo podemos cerciorarnos  que el milagro de la hostia pueda ocurrir?. En realidad es imposible, lo que nos indica cuan ridícula es esa posición.

¿Se podría tomar  en cuenta a nuestro Señor que es Santo que se deje manejar en un  proceso de transformación  por personas pecadoras por naturaleza?.

Ahora pensemos: si por casualidad suponiendo que un ratón se coma por descuido una hostia consagrada, pensando en el buen sentido, ¿se podría decir entonces que se ha comido a Dios?

¿Qué pasaría si el vino consagrado se avinagrara? ¿deja de ser la sangre de Cristo? ¿seria un nuevo milagro?

Nunca un comulgante podría  estar seguro realmente  si la hostia  se ha transformado o permanece igual, por lo tanto si no ha ocurrido el milagro, ¿qué se estaría adorando?

 

Los Padres de la Iglesia

¿QUÉ DICEN ALGUNOS PADRES PATRÍSTICOS EN RELACIÓN A LA CENA DEL SEÑOR?

La Iglesia Católica siempre presenta a los padres Patrísticos para defensa de sus dogmas. Ella enseña que la Biblia  tiene que «interpretarse en conformidad del consenso unánime de los Padres». Lo cierto es que se posee pocas obras de ellos y muchas de estas han sido de alguna manera corrompidas por ordenes superiores. Muchos de los escritos contienen ideas que la misma Iglesia Católica resiste. Los mismos Padres se contradicen uno al otro en la interpretación de la Biblia. Por ejemplo:

San Agustín, en uno de sus escritos, declara que San Jerónimo dio varias interpretaciones  erróneas a pasajes de la Biblia, que además enseñaba que esta contenía  «mentiras provechosas» y por esta misma razón le pide que retire esas ideas.

Clemente de Alejandría enseñaba que Jesús  no sentía hambre ni sed, y comía solo para demostrar su naturaleza humana.

De una lista hecha por Tertuliano de siete pecados de muerte, tanto este como Hermas, convenían en que se podía conseguir  el perdón de un pecado tal, cometido después del bautismo, pero sólo de uno. (Historia del cristianismo, I, Pág. 184,  Por Kenneth  Scott, Casa Bautistas de Publicaciones)

Orígenes tenía la creencia de que «siempre había habido un mundo creado; que las almas humanas  habían existido desde la eternidad desde antes que entrasen en los cuerpos presentes»; además creía  que «todas las almas inclusive la de los demonios, finalmente serían salvadas y que el crecimiento de  las almas  por medio de la disciplina, ha de continuar hasta que todas sean perfectas».(Historia del Cristianismo, I, Pág. 198,  Por Kenneth  Scott, Casa Bautistas  de Publicaciones). Algunos creen también que Orígenes afirmó que Cristo era una criatura, y que en relación con el Padre Él es secundario y subordinado.

Belarmino en uno de sus escritos (De purgatorio, lib. 4, Cap. 4) nos presenta varias contradicciones de interpretación Bíblica entre diferentes Padres, por ejemplo, cita primera de Corintios 15:29: «Sobre este pasaje hallo seis opiniones distintas: la primera es de Tertuliano y Ambrosio, la segunda es la de santo Tomás, la tercera es la de Crisóstomo y Ecumenio,  la cuarta es la de Teodoreto y Cayetano, la quinta  es la de Epifanio, la sexta es la de Efrén, y esta es la mejor de todas.»

Podemos profundizar más sobre los Padres, pero nuestro tema  en este caso es sobre la Santa Cena. Sin embargo hay algunos Padres que nos pueden decir algo sobre nuestro tema:

«Cristo,  habiendo tomado el pan y habiéndolo distribuido a sus discípulos, lo hizo su cuerpo, al decir: Este es mi cuerpo, a saber, la figura de mi cuerpo» (Tertuliano, contra Marción 4:40)  Tertuliano nos da entender que para nada hay una transubstanciación con el pan; al contrario nos enseña de que es simbólico. [1]

«El pan después de la consagración es digno de ser llamado el cuerpo del Señor, aun cuando la naturaleza del pan permanece en él.» (Crisóstomo, Epístola ad Cesarium)

Lo interesante  de todo esto, es que ni en los propios Padres existe una claridad sobre la Santa Cena y menos sobre la transubstanciación.

La Iglesia Católica enseña que la misa es un sacrificio propiciatorio, porque aplaca de nuevo la ira de Dios, es decir mediante la misa, la repetición del sacrificio de Cristo, los méritos y satisfacciones en la cruz se aplican no solo por los pecados de los fieles vivos, sino también por los fieles que están en el Purgatorio, que no han sido purificados del todo. (Denz. 1743)

Pero, el sacrificio que hizo nuestro Señor Jesucristo en la cruz fue infinitamente perfecto, por lo tanto nada mas queda que hacer. Él es nuestro abogado, Él pagó por todas nuestras culpas. No necesitamos un pan para que Jesús este presente en la comunión de todos los creyentes.

Para ir finalizando quiero terminar con una idea del ex–sacerdote español que fue teólogo en dogmática y que perteneció a la Iglesia Católica, Francisco Lacueva.

En su libro de Formación Teológica  Evangélica, tomo VIII sobre la Iglesia Católica, él escribe:«Si la misa -según la teología Católica- tiene el mismo valor que el sacrificio de la Cruz, ¿por qué no es suficiente  el aplicar una misa diaria por todos los pecados y necesidades del mundo? Las respuestas tradicionales de los manuales de teología  han sido francamente insuficientes:

a) algunos han dicho que, al tratarse de la aplicación del efecto propiciatorio del Calvario, aunque éste sea de valor infinito, el ser humano es limitado, incapaz de recibir un acto infinito. Podemos replicar: por el hecho de que un pequeño vaso de cristal sea incapaz de recibir el agua del océano, ¿necesitaremos mucho océano para llenarlo?

b) Otros dicen que nadie posee una disposición tan perfecta como para recibir de una vez todo el fruto de una misa. Respondemos: ¿no están perfectamente dispuestas -según Roma- las almas del Purgatorio?

c) Otros finalmente aventuran la opinión de que el fruto de cada misa a podido ser limitado por ordenación divina (Fundamentals of Catholic Dogma, p. 415, V.L.Ott.) «¿Necesita esto replica? ¿Qué imagen de Dios nos presenta esta opinión?...»

El único acto propiciatorio, en que fue aplacada la ira de Dios, en la cual nuestro Señor nos da la verdadera paz, es decir estar en paz con nuestro Dios Padre, reconciliado con Él, es por Cristo nuestro Señor al derramar Su sangre en la cruz en forma perfecta por una sola vez. En este sacrificio Jesús no solo resucitó, sino que venció la muerte y el pecado por nosotros.

 

¿Qué nos enseña la Biblia?

- El pan y el vino son símbolos del cuerpo y sangre de Cristo y que nos ayudan a recordarle a Él (1Cor. 11:23-25,  Luc. 22:19)

- El sacrificio de la cruz no se perpetúa en el sacrificio de la misa [CIC 1323,1382], sino que esta terminado ("consumado es" Jn. 19:30), si bien está en tiempo perfecto en el cual implica un proceso, pero la razón, es que cuando lo dijo todavía estaba vivo, pero enseguida entrego el espíritu, por lo tanto su sacrificio fue perfecto y único.

- El sacrificio de Cristo ocurrió una sola vez en la historia (Mr. 15:21-41)

- La adoración del pan y el vino  consagrado [CIC 1378,1381], es contrario a las Escrituras, aún de los que procuran personificarlo a Él (Ex. 20:4,5; Is. 42:8)

- Cristo esta corporalmente en el cielo (Hech. 10:12,13) y presente en la comunión de todos los creyentes (Mt. 18:20)

- Las Escrituras enseñan  que sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecados (Lv. 17:11; Heb. 9:22), eso no ocurre en la misa, pues es un sacrificio sin sangre (incruento) [CIC 1367,1371, 1414]

- La obra sacrificatoria de redención no se lleva a cabo continuamente mediante el sacrificio de la misa [CIC 1364, 1405, 1846], sino que se concluyó cuando Cristo dió su vida en la cruz (Ef. 1:7; Heb. 1:3)

- Cristo presentó al Padre una sola vez para siempre el sacrificio de si mismo (Heb. 9:24-28) y no en cada misa, como lo hace el sacerdote nuevamente al presentar al Padre un nuevo sacrificio de Cristo.

 

Podríamos continuar llenando este escrito de pasajes de la Palabra de Dios (Biblia) que hablan con claridad sobre lo que realmente significa la Cena del Señor y la comunión del cuerpo de Cristo, pero quiero finalizar con una conclusión:

La Santa Cena del Señor es una acción de gracia (Eucaristía, no una misa), en la cual la comunión del cuerpo de Cristo, es decir la iglesia (cuerpo de creyentes) en que está presente el Señor (Mateo 18:20), participa recordando a través del pan y el vino, los que simbolizan el cuerpo y la sangre de Cristo, el sacrificio perfecto de Jesús en la Cruz del Calvario, en la que a través de este sacrificio nos  salvó de la muerte y del pecado. Esta acción de gracia (Eukaristesa) por mandato de nuestro propio Señor Jesucristo se debe hacer hasta que Él vuelva.

¡Confíen solamente en la Palabra de Dios (la Biblia), porque ella no se contradice  como las tradiciones de los hombres!

 

« Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino »

(Salmo 119:105)

 

Guillermo Hernández Agüero

Del Puerto de San Antonio De Chile

Que el Señor les Bendiga

 


 

[1] Nota del Webmaster

En un foro cristiano de debate, un participante católico sugirió que en la cita de Tertuliano incluida en este artículo se omitió deliberadamente una porción del escrito, con (¿evidente?) intención de tergiversar los dichos de Tertuliano y forzar una interpretación contraria a las preferencias de la Iglesia de Roma. Esto no es cierto, y el contexto que este forista católico-romano denuncia como faltante, no cambia la idea original de su autor, sino más bien sintoniza directamente con la idea central que pretendía llevar en su apología contra del docetismo de Marción, quien negaba la auténtica humanidad corporal de Cristo. Veamos el párrafo completo de la cita de Tertuliano (en color azul, la cita incluida en el artículo, en fondo amarillo, la porción denunciada como "faltante" por el forista católico-romano)

 

Contra Marción 4:40

«Cuando tan ardientemente expresó su deseo de comer la pascua, la consideró su propia fiesta, pues hubiera sido indigno de Dios el desear tomar parte de aquello que no era suyo.
Entonces, habiendo tomado el pan y dádoselo a sus discípulos, lo hizo su propio cuerpo, al decir "Esto es mi cuerpo", esto es, la figura de mi cuerpo. Sin embargo, no podría haber habido una figura a menos que hubiera primero un cuerpo verdadero. Una cosa vacía, o fantasma, es incapaz de (tener) una figura. Si, no obstante (como podría decir Marción), él simuló que el pan era su cuerpo, porque él carecía de la verdad de una sustancia corporal, se sigue que él debe de habernos dado pan. ¡Podría contribuir mucho a la teoría de Marción sobre un cuerpo fantasmal que el pan hubiese sido crucificado! Pero por qué llamar pan a su cuerpo, y no en cambio (algún otro comestible, digamos) un melón, ¡como debe de haber tenido Marción en lugar de corazón! Él no entendió cuán antigua era esta figura del cuerpo de Cristo, quien dijo de sí mismo por Jeremías: "Yo era como un cordero o un buey que es llevado al matadero, y no sabía que tramaban una trampa contra mí, diciendo, Arrojemos el árbol sobre su pan", lo que por supuesto significa la cruz sobre su cuerpo. Y así, arrojando luz, como siempre lo hacía, sobre las antiguas profecías, él declaró con suficiente claridad lo que significaba por el pan, cuando llamó al pan su propio cuerpo. Similarmente, al mencionar la copa y hacer que el nuevo testamento fuera sellado "en su sangre", afirma la realidad de su cuerpo. Pues ninguna sangre puede pertenecer a un cuerpo que  no sea un cuerpo de carne. Si cualquier cuerpo que no fuera de carne nos fuese presentado, al no ser carnal, no poseería sangre. Así, de la evidencia de la carne, obtenemos una prueba del cuerpo, y una evidencia de la carne de la evidencia de la sangre. No obstante, para que puedas descubrir desde cuán antiguamente el vino es empleado como una figura de la sangre, vuélvete a Isaías, quien pregunta: "¿Quién es el que viene desde Edom, desde Bosra con vestiduras teñidas de rojo, tan glorioso en su atuendo, en la grandeza de su poder? ¿Por qué son tus ropajes rojos, y tu vestidura como las de quien viene de hollar el lagar lleno?" [Isaías 63.1] El Espíritu profético contempla al Señor como si él estuviese ya de camino a su pasión, moldeado en su naturaleza carnal; y como por ello habría de sufrir, representa la condición sangrante de su carne bajo la metáfora de vestimentas teñidas de rojo, como enrojecidas con el jugo de la vid, como hombres manchados de sangre. Mucho más claramente aún predice esto el libro de Génesis, cuando (en la bendición de Judá, de cuya tribu Cristo habría de venir, según la carne), incluso entonces delineó a Cristo en la persona de ese patriarca, diciendo: "El lavó sus vestiduras en vino, y sus ropas en la sangre de uvas" - en cuyas vestiduras y ropas la profecía señalaba su carne, y su sangre en el vino. Así él ahora consagra su sangre en vino, quien (por el patriarca) empleó la figura del vino para describir su sangre.»
 

El argumento de Tertuliano es que el pan, que es un elemento material, solamente puede representar un cuerpo si éste es verdaderamente material (lo mismo para el vino como símbolo de la sangre). Tertuliano trata aquí el pan y el vino como figuras legítimas del cuerpo y la sangre del Señor porque comparten su naturaleza material y además estos símbolos son anticipados incluso en el Antiguo Testamento (que Marción rechazaba).

En la misma obra Contra Marción (1:14) Tertuliano reivindica la creación como obra del único Dios, que Jesús no despreció sino que utilizó:

«De hecho, hasta el presente, no ha desdeñado el agua que el Creador hizo, con la cual lava a su pueblo; ni el aceite con el cual les unge; ni aquella mezcla de miel y leche con las que les da la nutrición para los niños; ni el pan por el cual él representa su propio cuerpo, requiriendo así en sus mismos sacramentos los "pobres elementos" [cf. Gálatas 4:9] del Creador. Tu, empero, eres un discípulo por encima de su maestro, y un siervo por encima de su señor; tienes un mayor alcance de discernimiento que él; destruyes lo que él exige.»

De nuevo, pan y vino son elementos materiales que pueden simbolizar la carne y sangre de Cristo porque éstas eran reales. O sea, parafreseando las palabras de Jesús en expresiones de Tertuliano, "este pan" (real) es figura de "mi cuerpo" (también real). Evidentemente algo real no podría ser figura de algo irreal...

Queda pues aclarado que las palabras de Tertuliano citadas en el artículo no han sido tergiversadas, sino que, por el contrario, reflejan el verdadero sentido dado por su autor.

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Daniel Sapia - "Conoceréis la Verdad"

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