Yo creo en el triunfo del Evangelio

por  Andrzej Polaszek (Polonia)

tomado de En la Calle Recta N° 200, Mayo/Junio 2006

No fue un pastor protestante, sino un  sacerdote el que me puso en contacto con la doctrina reformada de la gracia. Ahora anuncio el Evangelio de la gracia en mi Polonia natal. 

Como tantos otros polacos, yo Andrzej Polaszek, crecí en una familia católica romana. Desde muy joven anhelaba ser sacerdote. Todos mis vecinos me animaban para que lo fuese. Pero no era el único que tenía ese ideal. El sacerdote de mi pueblo tuvo una gran influencia en un grupo de jóvenes de esa parroquia. Tenía una manera de ver las cosas muy reformada, pero nosotros no éramos conscientes de ello. Una y otra vez subrayaba que la Biblia es la suma autoridad y que el perdón de los pecados es obra solamente de Dios. Nosotros pensábamos que así interpretaba la teología clásica romano-católica. El catolicismo que veíamos en nuestros padres con una fuerte tendencia mariana, lo considerábamos una deformación de la devoción popular.

El traslado del sacerdote a otra parroquia nos llevó a un gran desencanto. Su sucesor aseguró con estupor que los jóvenes de la parroquia en un sinfín de aspectos éramos protestantes. Aunque nosotros estábamos convencidos que con nuestra manera de ver las cosas representábamos el verdadero catolicismo. Para demostrarlo, el grupo de jóvenes fuimos a investigar en las obras de los más eminentes teólogos católicos. Con lo cual llegamos a la conclusión que el nuevo sacerdote tenía la razón de su parte. Nuestra forma de ver las cosas en realidad no concordaba con la doctrina católica. A la vez estábamos muy convencidos de lo que el sacerdote anterior nos había inculcado: La Biblia, como la infalible Palabra de Dios, es la única directriz para la doctrina y la vida.

Eso nos ha llevado a tener que abandonar la Iglesia Católica Romana. No por causas externas, como uno ve con frecuencia, sino por el contenido doctrinal. Los familiares de los muchachos reaccionaron con dureza. Si me comparo con los otros del grupo no tengo queja. La familia a la que yo pertenezco, según las pautas polacas, no era muy religiosa. Mis padres por ejemplo, eran miembros del partido comunista. Mis amigos lo tuvieron más difícil. Hubo algunos que fueron puestos literalmente en la calle. Una parte de esos jóvenes nos encontramos de nuevo en Poznan, donde fuimos a estudiar en la misma universidad. Muy pronto decidimos reunimos los domingos para el estudio bíblico y la oración. Esto sirvió de base para formar la iglesia reformada de Poznan en 1997.

Concluidos mis estudios en la universidad, dediqué dos años a profundizar en el conocimiento teológico en el Seminario Bíblico Bautista de Wroclaw. Para un extranjero puede parecerle que Polonia todavía vive en el siglo pasado. Los domingos las iglesias católicas están todo el día ocupadas y se oficia misa tras misa. También durante la semana una gran parte de polacos va regularmente a la iglesia, para rezar y confesar. En muchos partes del país hay lugares de peregrinación, que son visitados por grandes grupos. Aunque su religiosidad parece sincera, sin embargo es superficial. Así la gran consternación ante la muerte del papa Juan Pablo II fue sobre todo emocional. Se le consideraba como el polaco más grande de todos los tiempos. No niego que Polonia es el país más católico de Europa. De los sacerdotes jóvenes conservadores una cuarta parte procede de Polonia. Pero eso no quita que los católicos conservadores también aquí sean solo un 10 por ciento de la población. Para la mayor parte de los polacos el ser católicos es una identidad nacional. Lo que significa teológicamente, no tienen ni idea. Ellos van a la iglesia por tradición. Esa actitud es por lo demás inherente al catolicismo romano. Para un protestante es importante el contenido de la predicación. Un católico romano está orientado a los sacramentos, la liturgia, los símbolos y el ambiente.

La muerte del Papa Karol Wojtyla (Juan Pablo II), causó una gran conmoción en Polonia. Los días anteriores a su muerte las iglesias fueron visitadas más que otros días; jóvenes y viejos oraban por la prolongación de su vida. Inmediatamente después de su muerte se reunieron en la catedral de Krakow, de la que un día él había sido arzobispo, una multitud enorme. Para mí el mérito de este Papa radicaba en su lucha contra el comunismo y su punto de vista ético. Pero como líder de la Iglesia Católica Romana no es fiel al Evangelio. Eso es para mí lo más decisivo en la apreciación de este hombre. Es significativo su dualidad en su manera de pensar. En su interpretación ética era ultra conservador. Eso es válido también por su aprecio a las formas tradicionales y el culto a María. La devoción a María fue propagada ampliamente por él.

Al mismo tiempo simpatizaba con el pensamiento teológico ¿liberal? Los católicos conservadores veían con preocupación su apuesta por el ecumenismo, no solo como diálogo entre los distintos cristianos, sino también como diálogo con las distintas religiones.

Después de la caída del comunismo en Polonia hubo entre los católicos polacos diferentes tendencias. Entre los jóvenes intelectuales hizo estragos la secularización. Una parte creciente va cada vez menos a la iglesia. En cambio otro grupo se hizo más consciente de su catolicismo. Eso les llevó a profundizar en las raíces de su religión. Una parte se hizo del Opus Dei y del Camino Neocatecumenal, organizaciones que están en la órbita del Papa. Otros añoran la tradición latina antes del Concilio Vaticano II. Estos desearían tener el latín como idioma oficial de la iglesia. Este grupo hace una crítica considerable al Papa. La opinión de que la Iglesia Católica Romana es una unidad, se basa en una falta de conocimiento. Las diferencias internas son aun más grandes que las diferencias entre las iglesias protestantes.

En contra de la opinión de muchos colegas que afirman que el pueblo polaco después de la muerte de este Papa va a caer en un vacío espiritual, pienso que las cosas no van a cambiar. El catolicismo polaco ya era muy fuerte antes de que Karol Wojtyla fuese nombrado Papa. El hecho de que después de una tradición secular de papas italianos viniese un papa polaco, puede tener cierta influencia en el orgullo nacional, pero eso no cambia para nada las cosas. Se está hablando de su canonización, supongo que el Vaticano acelerará el proceso para declararlo santo. Entonces Karol Wojtyla en el futuro será el ídolo de Polonia. Sobre el futuro del protestantismo en mi país no soy pesimista. La situación de la iglesia depende de la gracia de Dios, eso en primer lugar, pero en general yo creo en el triunfo del Evangelio. Aunque esta es una obra de todas las generaciones. Esto me estimula a realizar lo que Dios pide de mí. Soy consciente de que pueden pasar decenas de años para ver los frutos, ¿pero qué son unas decenas de años a la luz de la eternidad? La iglesia no es algo de una generación. Nosotros estamos para labrar y sembrar. Esperamos y oramos que nuestros hijos puedan estar ocupados en recolectar la cosecha.

Andrzej Polaszek


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