La Búsqueda

por  María del Valle Bordón

Mi nombre completo es Maria del Valle Bordón. Actualmente tengo 46 años. Nací un 28 de agosto de 1954, en esta ciudad llamada Comodoro Rivadavia, al sur de la provincia del Chubut (Argentina). Mis padres son oriundos de la provincia de Catamarca, y al casarse se trasladaron a vivir aquí, ya que papá tenía trabajo en la ex empresa petrolífera estatal YPF.

Al año nace la primogénita (quien escribe). Por lo que me han contado la historia no tenia nada raro. Hasta que la mañana del 23 de Noviembre de 1956,en que al querer mi madre levantarme de dormir, mi cuerpo no reacciona. En palabras de mamá, parecía "un trapito". Aquí cambia todo. Primero los médicos no se animaban a diagnosticar, hasta que se encontraron con un avanzado cuadro de Poliomielitis. Todos esperaban mi muerte, pero hoy comprendo que junto a este momento la mano de Dios estaba sobre mi.

Lejos de casa

A los tres añitos empieza un tiempo de soledad muy fuerte, del cual no era consciente. Mi infancia fue lejos de casa y de mi familia. Venir a casa era como ir a visitar a un pariente, ya que la mayor parte del tiempo estaba internada en un hospital o instituto de rehabilitación. Mis padres se quedaban con mis hermanos; no fue fácil para mi, e imagino que para mis padres tampoco. Me mandaban con alguien del hospital que tenia la empresa donde trabajó mi padre. Estas personas nunca fueron muy cuidadosas. Uno de esos momentos que me han marcado muy fuertemente, estaba esperando el día en que tenia turno en A.L.P.I. [Asociación Lucha contra la Parálisis Infantil], la persona que me había acompañado salía de día y volvía tarde, dejándome sola y bajo la responsabilidad de los empleados del hotel donde nos mandaban..En esos momentos entra un empleado del hotel y abusa de mi. Cuando volvió quien se suponía que debía cuidarme, le conté, pero no me creyó. 

A los seis meses, cuando volví a casa, le conté a mi mamá. Ella me dijo que ya había pasado y que no se debía hablar más del tema.

Profunda crisis

Luego de 16 operaciones, con la esperanza de poder caminar, a los 14 años voy a pedir que me operen una pierna, la cual tengo muy desviada. Los médicos me dicen para que lo iban a hacer, si yo nunca las iba a usar. Una profunda crisis cae sobre mi vida. Salgo en estado shock. Vuelvo a casa. Cuando me preguntan por que nos habíamos vuelto ,les digo a mis padres y ellos me dicen que ya lo sabían. Recuerdo que sentí como si me hubieran dado con un palo. Otra vez la soledad en ese momento, y todos me decían que yo debía comprender. 

Otra crisis

A los 23 años otra crisis. Mis hermanos estaban en un grupo juvenil en la iglesia católica. Mis padres los obligaron a llevarme con ellos. La parroquia queda cerca de nuestra casa actualmente. A partir de ese día me comprometí de lleno con el Movimiento Juvenil Católico. Fui dirigente a nivel diocesano, pero había preguntas que no tenían respuestas: ¿por que vivía?, ¿para que?, ¿alguien me amaría?.

Hablando con un sacerdote, le plantee estas inquietudes. Su respuesta fue la consagración con votos de pobreza, obediencia y castidad. Acepté, porque creí que quizás para eso había nacido. Antes del año me presenta un grupo de mujeres, laicas consagradas, y me hago miembro del grupo. Renuevo esa consagración que había hecho en secreto. Permanezco en él tres años, hasta que aparece una nueva crisis: me había enamorado de un hombre chileno, pero no se lo pude decir por que te enseñan  que si sos consagrado, y amas a un hombre, es como estar cometiendo adulterio por estar casada con Dios. Me sentía tan mal, que cuando decidí hablarlo con una de ellas, se armó un lío terrible. Me dijeron de todo, inclusive "hija de satán".

Por una cuestión de respeto pedí un año para replantearme mi supuesta vocación a la vida consagrada. No me lo dieron, me echaron.

La vida continuó

Mientras esto pasaba a mi me daban  en uno de los periódicos de la ciudad  una columna semanal para trasladar allí un servicio optimista de la vida desde una silla de ruedas. No me era nada fácil  escribir todas las semanas dos notas, porque estaba tan hundida en un pozo tan profundo que solo pensar en este compromiso, me daba fuerzas para no dejarme vencer, aunque me sintiera sola.

...

Estando así, en esa situación Dios tocó el corazón de un desconocido lector. Le pidió que orara por mi. Este lector, hoy hermano en la fe, obedeció, oró, aún cuando otros le decían, que era inútil, por las tradiciones religiosas en las cuales me había criado.

Un 24 de agosto de 1990,se dio a conocer; siguió orando, me presentó al Señor, me discipuló, el Señor quitó las vendas, el 9 de Diciembre de 1990 me entregué por completo al Señor. Hoy le sirvo desde esta silla de ruedas, como secretaria de la iglesia, como maestra en este momento de los jóvenes en la escuela dominical, y en la oración, cubriendo la vida del siervo de Dios. Y como algo fundamental comprendí, y compruebo cada día, la misericordia de mi Padre celestial, que me amó desde antes que me formara en el vientre de mi madre (salmo 139).

ALABO Y BENDIGO EL SANTO NOMBRE DE DIOS.

TODA LA GLORIA SEA PARA EL QUE VIVE.

 

DIOS TE BENDIGA

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Daniel Sapia - "Conoceréis la Verdad"

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