EL HOMBRE Y EL MONO

por Daniel Liandro

 

Antes de comenzar quiero apresurarme a aclarar que el hombre jamás descendió del mono, sino todo lo contrario, es la creación máxima de nuestro único Dios y Padre. Sin embargo, muchas veces vemos a tantos seres humanos comportarse peor que los mismos simios...

Sobre esto trata nuestra reflexión de hoy.

Y para comenzar, voy a valerme de la expresión que leímos más arriba que pertenece a José F. Colacilli: "MUCHAS VECES, LA CURIOSIDAD ES EL PEOR ENEMIGO".

Un amigo mío, Francisco "Chico" Fallas, costarricense, me explicó una vez como se cazan los monos en Centro América. Resulta que se pone una banana dentro de una especie de caja de alambre, con un único orificio en un costado. La abertura es tan pequeña, que para meter la mano, el mono debe comprimirla. Una vez que la mano ha pasado por el agujero, inmediatamente toma la banana, y .... por más que parezca ridículo, la mano del mono con la banana no pasan por el orificio. Ustedes razonarán, tal como lo hice yo: eso no puede ser una trampa, ya que si el mono suelta la banana, inmediatamente está libre. Y ASÍ ES !!!, pero ¿saben una cosa? EL MONO NO SUELTA LA BANANA BAJO NINGUNA CIRCUNSTANCIA, y chilla, protesta y se enoja, pero no suelta su plátano, con lo que sencillamente el cazador le arroja una red encima, y así el mono pierde su amada libertad !!!    Simple, efectivo y casi increíble.

Y en este punto es donde quiero invitarlos a reflexionar:

¿Estaremos haciendo alguno de nosotros acaso como el mono?

¿Cuál es el cebo que nos tiene esclavos?

Jesús explicó que se hizo hombre como nosotros para salvar al mundo, libertarlo de la esclavitud a la que nos tenían sujetos. Y la única condición que Dios requiere, es que creamos en Su Hijo Jesús.

A lo largo de estos años en los brazos de Cristo, he visto a tantas personas que no pueden tomarse de la mano extendida de Jesús, sencillamente porque (como el mono) no están dispuestos a soltar aquello que los esclaviza.

Amigo mío, te invito a que reflexiones acerca de aquello que te tiene encadenado, aún esas pequeñas cosas a las que no le das mayor importancia, y resultan ser los más firmes eslabones de la cadena que sujeta tu vida. Me refiero a que tu señuelo en la trampa puede ser:

- Un perdón no ofrecido, o una disculpa no aceptada.

- Un rencor estéril, guardado sencillamente por no querer hablar.

- Un odio encubierto detrás de la trampa de la autocompasión.

- Alguna cosa material tal vez, como un auto que todavía no terminas de pagar, o una hipoteca, u otra deuda con tu tarjeta de crédito (otro día les contaré acerca de un trabajo de una mujer llamado: "Suicídese en cómodas cuotas mensuales", verdaderamente espectacular).

- O sencillamente un bien material (que sin que lo debas), su mantenimiento te está quitando la paz y tranquilidad necesarias para gozar de la vida.

Otra trampa para no gozar de las bendiciones de Dios puede ser que te hayas mal informado acerca de Él y hayas creído que Dios está cómodamente instalado en el cielo como un espectador de tu vida, cuando en realidad Él está a tu lado hablándote y no lo has oído aún.

Puede ser también que nadie te haya contado las simples y enormes verdades de la Biblia, todo lo que Dios te ama y extraña, cómo comunicarte con Él y  cómo esperar Su respuesta, que Él murió pagando el precio de tu vida y que está esperándote con amor, etc. etc.

En realidad queridos amigos, tenemos tantos, pero tantos motivos para perder la paz y el gozo de esta vida que hemos recibido de Dios, que la lista podría ser interminable.

Dejo en el corazón de cada uno esta reflexión de hoy, pues tal vez como me pasó a mí, también alguno de ustedes tengan que "soltar" algunas cosas que no quieren perder, cuando en realidad (y sin que se den cuenta) esas mismas cosas son las que los esclavizan.

Pero les aseguro como testimonio vivo, que Dios da mucho más abundantemente de lo que le pedimos o entendemos. Así que, hoy les dejo este desafío de darle a Dios la oportunidad de hacerse vivo en sus vidas y por supuesto, asumo el compromiso de atender todos los mails que quieran enviarme con las dudas que quieran compartir.

En definitiva, hoy es un excelente día para ofrecer esa disculpa que no se dio, aceptar el perdón que nos pidieron, tal vez vender ese auto que no podemos terminar de pagar, y con la diferencia tener uno más viejito, pero sin obligación de pago. Hoy es un excelente día para darle a Dios las merecidas gracias por darnos la vida que tenemos, la familia en la que hemos nacido, o la que ya formamos, los amigos que nos quieren, etc. En fin, cada uno de nosotros sabe sin lugar a dudas en lo profundo de su corazón, qué debe "soltar".

Oro a Dios para que nos dé la fuerza necesaria para comprender que es mejor "aflojar" y ser libre, que sentirse fuerte "no soltando" y sin saberlo siquiera, ser esclavo de uno mismo.

Los abrazo con el cariño y amor de siempre.

Hasta la próxima.

 

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Daniel Sapia - "Conoceréis la Verdad"

Apologética Cristiana - ® desde Junio 2000

www.conocereislaverdad.org