El Señor transformó mi lamento en baile
...

por  Leda María Costa

 

La Paz de nuestro Señor hermano. Le envío mi testimonio para que lo publique en vuestra web si siente del Señor hacerlo. Espero que sea de bendición para todos. Puedes publicar mi email también para que me escriban. Un fuerte abrazo:

Leda

.  .  .

 

En realidad no sé exactamente cuando me he dado cuenta de cuando empecé a sentir deseos por una persona de mi mismo sexo. Hace tan solo cinco años atrás yo era incapaz de acordarme de todas las cosas que les voy a contar. Primero porque a mi no me interesaba revivir estos recuerdos y mucho menos acordarme de cosas que me hicieron sufrir y segundo lugar... no creía que fuera necesario para mí tener que  recordarlos para poder reconocer todo lo que Dios ha hecho en mi vida.

Mi primera experiencia sexual ha sido la  masturbación.

Cuando yo tenia 10 años mi madre trabajaba en casa de una señora muy joven y bonita, era rubia, alta, tenia muy buen cuerpo.... Mi mamá me llevaba con ella para que yo pudiera ayudarla con su trabajo. El piso estaba cerca de la  playa y su jefa casi cada día salía a tomar el sol y volvía a casa en bikini. Varias veces miré a aquella mujer con admiración y un cierto interés que hasta entonces yo creía que era porque deseaba ser bonita como ella y tener un cuerpo bonito como el suyo, y sus piernas me llamaban especial atención. Esta mujer, sin malas intenciones, de vez en cuando me pedía para hacerle masajes en los pies mientras ella  se echaba a dormir la siesta. Recuerdo que un día ella se durmió y yo me metí bajo su cama y por primera vez me masturbé pensando en ella. En aquel entonces no era consciente aún de lo que me estaba ocurriendo y esta misma escena se repitió muchas otras veces. Les comento este detalle para que ustedes puedan  darse cuenta de como el enemigo empieza a trabajar su plan desde muy temprano. El sexo es un arma muy poderosa que el diablo usa para atraparnos y mucho más si comienza a hacerlo cuando aún somos niños, influenciables e inmaduros. Él tiene su estrategia para que su ataque sea tan sutil que no nos damos cuenta. Mi madre era espiritista y nos llevaba con ella a los rituales, o sea, yo era la diana perfecta del enemigo, ya que mi madre vivía encadenada y servía con su vida a Satanás.

Los años pasaban; he llegado a enamorarme de algunos chicos del barrio, pero eso sí, la frustración y el rechazo siempre hicieron parte de mi vida. Empezando con mi padre que se separó de mi madre cuando yo solo tenía 4 años de edad. Por consecuencia de esta separación hemos pasado malos ratos de hambre y necesidad (una vez dormimos bajo un puente.) Aunque era una niñita, en mi mente ha quedado registrado este gran episodio de mi vida. Crecí con este sentimiento de rechazo a mi padre y a esto se añadía el rechazo de los chicos que me iban interesando y que nunca me hicieron  caso.

Con 18 años yo ya reclamaba a Dios el novio que no llegaba, la familia numerosa que yo soñaba tener... Si, mi madre creía en Dios y nos enseñó a creer, solo que ella ignoraba que Dios quería ser el centro en su vida. Quizá por su ignorancia, era una mujer con poca cultura, había estudiado poco, y lo de más que sabia, había aprendido por sí sola. Empezó a trabajar muy temprano, era muy pobre... creo que todos estos factores influyeron mucho en su vida  también a la hora de ser madre, nos amaba con locura pero no era una madre cariñosa como muchas de las madres de mis  amigas.

Mi madre cuando no podía llevarnos con ella al trabajo, nos dejaba en la casa de una señora para que nos cuidara, y el marido de ésta abusó de nosotras, no había sexo pero era un abuso, éramos niñas aún. Fuí abusada por chicos de mi barrio. Un amigo de mi madre nos llevaba de paseo en bici y de camino nos toqueteaba el sexo. A los casi 20 años fuí abusada por un hombre que me engañó y me obligó a tener relaciones sexuales con él en un motel. Estas cosas fueron  aconteciendo en nuestras vidas, y sin darnos cuentas provocaron heridas profundas que el enemigo usó para hundirme aún más.

Primera relación con chica

Empecé a trabajar. Cada día cogía el bus de las 6 de la mañana que me llevaba a una estación de autobuses y enlazaba con otro que me dejaba en el trabajo. Tardaba 3 horas en llegar a mi trabajo. Fue en este tiempo que conocí una chica que hacia el mismo trayecto que yo, e iniciamos una amistad. Cada día nos encontrábamos  para ir juntas a la ciudad. El diablo no tiene prisa. Nuestra amistad se hacía más sólida día tras día. De vez en cuando coincidíamos en el baile que yo frecuentaba. Más tarde me di cuenta que el fin de semana que no la veía la echarla de menos de una forma fuera de lo normal.

Un sábado decidí ir a buscarla en su casa, deseaba verla pero cuando llegué a su casa, su madrastra me recibió mal y me dijo que si yo fuera una chica decente, que no me convenía mantener con esta chica. Fue entonces cuando me enteré de que esta chica vivía como pareja con otra chica. Esa revelación me sorprendió: por primera vez oí hablar de homosexualidad. 

Regresé a casa confundida y traté de averiguar todo lo que pude sobre el tema y entre semana hablé con ella sobre lo ocurrido. Entonces me confesó lo que yo quería saber. Para mí aquello era horrible! Pero poco a poco el diablo fue poniendo en mí el deseo de probar aquello que para mi podría ser una nueva experiencia. No había ido bien con los chicos... pero podría ir bien con las chicas. Confieso que no he pensado en eso, pero era exactamente lo que el demonio me estaba proponiendo. Y movida por este deseo mezclado con confusión y por este sentimiento engañoso que yo creía sentir por ella, empecé a dar mis primeros pasos sobre arenas movedizas.

Un día mi mamá se dio cuenta de lo que ocurría, porque yo en casa ya no era la misma: hablaba de la chica constantemente y por las noches de sábado lloraba echándola de menos. Por más tonta que fuera mi madre (que no lo era), se percató. Tuvimos una conversación seria, pero como era mi madre, la conversación no pasó de “te he enseñado todo, menos eso.” “Si vas a seguir con esta historia, vas a tener que escoger entre esta chica y nosotros” “no quiero tener una hija lesbiana en mi casa”. Desde entonces el enemigo empezó a tomar realmente el control de mi vida.  Creyendo estar enamorada, abandoné mi familia y fui a vivir con esta chica que ya había separado de la otra, (el diablo preparó todo), empecé a vivir a mi manera, “libre de la crítica de mi madre”, y libre de los buenos consejos que ella me podía dar y libre de todo lo que ella me podía reclamar. Pasé a tomar mis propias decisiones y a vivir como a mi me apetecía.

Adentrándome en el abismo

En un principio todo es bonito, y conmigo no ha sido diferente. Parecía un sueño, me sentía feliz y estaba con la persona que yo amaba! Mas los días iban pasando y todo fue cambiando, las relaciones naturales, si no están fundadas sobre la Roca que es Cristo, se deteriora, y aun más la mía que iba totalmente en contra de la voluntad de Dios. Todo se tornó monótono, y al final nos separamos después de 4 años de relación. Como un abismo llama a otro abismo, empecé a conocer más chicas, y a frecuentar los ambientes gays. Me sentía muy sola a pesar de que siempre estaba rodeada de muchos amigos, era terrible! Me di cuenta que había un vacío dentro de mí que fue creciendo año tras año y que nada ni nadie podía llenarlo.

Sin embargo no era capaz de reconocer que el Amor Cristo era lo que en realidad mi vida estaba necesitando.

No tenia suficiente con una chica, pero también tenia dificultad para establecer nuevas relaciones de carácter sentimental. Me decidí poner un anuncio en una revista erótica de contactos. Recibí muchas cartas y aproveché para empezar también a escribir cuentos eróticos, ya que se me daba muy bien eso de escribir este genero. Las cartas no paraban de llegar. Era tremendo como el enemigo tenía todo preparado, encuentro que marcaba y chica que ligaba. Solo ahora pienso que el diablo ya sabia del plan de Dios para mi vida.

Con el tiempo las chicas pasaron a ser poca cosa para mí, y empecé a ir mas lejos...chicos, parejas, travestís, sexo en grupo y más bajo aún me ha llevado el enemigo. No tenía ningún tipo de escrúpulos y me acostaba con cualquiera que me diera la gana. Viejas, jóvenes, gordas, feas o bonitas me daban igual, yo era capaz de encontrar belleza en la mujer mas fea del mundo porque no me importaba la persona, me importaba el sexo. Sé que el enemigo me llevó a este extremo porque quería asegurarse que después de estar tan enganchada a esto, que seria imposible para mí acercarme al Señor por no tener suficiente fuerzas. Y la verdad es que me ha costado mucho.

Escuchando de Jesús

Brasil es un país donde el evangelio está muy avivado. Y a pesar de que éramos espiritista, teníamos varios amigos evangélicos e inclusive pastores, y mi madre tenia muy buena relación con ellos. Un día movida por la insistencia de un pastor amigo nuestro, visitamos una iglesia evangélica de las Asambleas de Dios. Fue un culto bonito y allí por primera vez Las Buenas Nuevas llegaron al corazón de mi madre y mi hermana.

Mi hermana empezó a frecuentar esta iglesia y al poco tiempo aceptó a Cristo. Mi mamá también pero para mi aún era temprano. Visité varias veces la iglesia, varias veces levanté la mano aceptando a Cristo pero cuando yo salía de allí era como si nada hubiera acontecido, yo siempre decía al Señor que El vivía dentro de mi corazón pero que no podía seguirlo, porque seguirlo implicaba dejarlo todo. Yo tomaba muy en serio lo que las personas me hablaban acerca de Jesús. Entendía y aceptaba la Biblia pero no podía aceptar que para seguir a Cristo tuviera que dejarlo todo.

En 1990 perdí mi único tesoro, perdí a mi madre. Otro golpe, sin mi padre, sin mi madre... pensé en quitarme la vida, pero aún tenia a mi hermana que me necesitaba. Estaba separada del marido y con dos niñas pequeñas...seria demasiado para perder a su única hermana.

En 1991 surgió una oportunidad de viajar a España para pasar un año trabajando con un cónsul de Brasil y aún temiendo dejar a mi hermana sola, decidí intentarlo. Lo primero que hice al llegar a Barcelona fue buscar las direcciones de los ambientes gays, quería estar en mi salsa, respirar mi aire. También conocí a un pastor americano que me invitó a ir a su iglesia pero eso no resultó bien porque el enemigo ya se había encargado de ponerme otra chica en mi camino.

En 1992 mi hermana vino a visitarme, en este tiempo yo vivía con la ultima que fue mi pareja. Mi hermana siempre ha compartido el evangelio conmigo pero en mi había algo que me impedía de acercarme a Dios. Podía creer en Él, y quería seguirle, conocerle... pero no podía.

En 1994 después de 4 años de convivencia, mi compañera me dio la triste noticia de que estaba enamorada de otra y el mundo se derrumbó bajo mis pies. El diablo tenia sus días contados en mi vida y lo sabia, por eso quería más, quería llevarme más lejos. Me sentí otra vez despreciada y traicionada, y eso no pude soportarlo. El diablo usó una de sus poderosas armas: los celos. Ahora puedo reírme al recordar esa situación pero en aquellos momentos me encontraba sola en Barcelona y no tenía a mí hermana al lado en la que apoyarme. Pensé engañosamente que la vida sin esta chica no tenía sentido y me daba igual morir o no. Me aterraba la idea de separarme de ella ya que, mis cosas eran sus cosas...y estaba tan acostumbrada a ella que separarme me parecía el fin del mundo. Tenía una gran dependencia emocional de mí parte, y esta dependencia me hacia creer que la amaba tanto que no podría vivir sin ella. Estaba aconteciendo según el plan del enemigo. Decidí que vivir sin ella no podría ser y me propuse matarla. Hasta donde había llegado, Dios mío! Ya no valoraba más mi vida y todo me daba igual. Yo estaba tan cegada! No podía ver nada más que mis sentimientos. La dependencia es tan grande que nos quedamos alucinados y nos volvemos egoístas.

El plan del enemigo era perfecto. Pero los planes del Señor eran completamente diferentes de lo que yo me imaginaba.

En la noche anterior, me senté en mi cama y puse una cinta de las que mi hermanas acostumbraba enviarme, en lugar de carta ella solía enviarme cintas grabada donde siempre terminaba con una canción al Señor. La escuché y fue una de las noches más importantes de mi vida. Dios me hizo entender que no merecía la pena llevar a cabo la idea de acabar con la vida de la chica y que El sabia todas las cosas.

Lloré casi toda la noche pensando en todo lo que me había pasado y decidí regresar a Brasil  sin billete de vuelta. En tres días estaba allá.

El primer mes fue horrible, pero Dios tenía su plan perfecto y poco a poco me fui recuperando. Un día visité la iglesia donde se congregaba mi hermana y era día de bautismos, el pastor hizo un llamado tan especial que estuve a punto de levantar mis manos otra vez e intentarlo de nuevo. Pero dudé si esta vez tenía fuerzas para seguir. Ocho meses después regresé a Barcelona, y empecé a trabajar, más tarde vino mi hermana y junto con ella fui a la iglesia que ella frecuentaba en esta ciudad.

En una oración profunda, delante de Dios empecé a hablarle: “Señor, mi hermana siempre me habló de un Dios grande que sabe y puede  todas las cosas. Si tu tienes algo conmigo, quieres hacer algo con mi vida, por favor hazlo tu porque yo no puedo hacer nada sin ti”. Esa fue la oración de mi vida. Y empecé a caminar con Cristo, y El empezó a trabajar en mis problemas, a llenar mis vacíos, a curar mis heridas antiguas. Empezó a cuidarme y a darme conforme a mis necesidades.

Hace casi ocho años que camino con el Señor. He podido dejar atrás todos aquellos perjuicios, he podido perdonar a mi padre por el abandono y el rechazo que me hicieron tanto daño, aprendí a amar a Cristo sobre todas las cosas y a reconocer que fuera de El no hay nada ni nadie que puede llenarte la vida. Conocí su amor y su perdón .... entendí que Dios no estaba preocupado por mis pecados, estaba preocupado por mi porque me amaba, que no le gusta el pecado pero que ama al pecador y que está dispuesto a relacionarse con el.

El Señor transformó mi lamento en baile y hoy estoy aquí dispuesta a ayudar a todo aquel homosexual que quiere conocer a este Dios tan maravilloso que hoy puedo decir que llegó a mi vida. Dios no rechaza a nadie y Dios nunca me ha exigido nada, solo me ha amado.

Les saludo con la Paz de Cristo.

Hoy tengo 40 años

 

Leda María Costa

  [email protected]

 

 


IR AL ÍNDICE DE TESTIMONIOS

 ÍNDICE

 

Daniel Sapia - "Conoceréis la Verdad"

Apologética Cristiana - ® desde Junio 2000

www.conocereislaverdad.org