"María era para mí, todo"

por  Ma. Teresa Iñigo D.

Conocí a Jesús hace casi diez años. Yo era una católica convencida de familia de religiosas.

Siempre oí hablar de Dios como el omnipresente que era mi juez; del diablo que me iba agarrar porque era mala. Así que, María era para mí, todo. Pero ¿y el amor? No se me hablaba de que Dios me amó y me amaba. Cuando conocí la verdad, fui libre y pude experimentar la gracia inmerecida de Dios hacia mí.

Crecí en un pueblo de tres mil habitantes y asistí al colegio de las M. de La Inmaculada Concepción. Ya pueden imaginar como fue mi educación y fe. Mi madre también creyó en Jesús hace ya unos años. Ella fue enviada por mi abuelo a un convento para ser religiosa. El tenía tres hijas y las tres quería que fuesen monjas, pero sólo una lo fue. Mi madre no quiso seguir, cosa que a mis abuelos les causó gran disgusto, pero ella siempre fue muy religiosa.

Cuando yo le hablé del Evangelio, se asustó, pues pensó que estaba en una secta. Pero un sacerdote párroco de su iglesia, le dijo que todas las religiones iban a Roma, y se tranquilizó. Y comenzó a escuchar la Palabra y aunque fue un proceso muy lento, el Espíritu por la Palabra se encargó de hacerle ver que la salvación es solo por la fe en Jesucristo.

Gracias por esta revista para animar a personas que han salido del catolicismo y por la valentía de decir lo que fueron sus vidas. Y así honrar al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.

Que Dios os bendiga en esta andadura peregrina con el único objetivo de testificar de Aquel que nos llamó de las tinieblas al reino de Su amado Hijo, a su Luz admirable.

Ma Teresa Iñigo D.

tomado de "En la Calle Recta"

Año XXXVII - N° 195


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